Hace más de 70 años tiene una relojería y es una eminencia en Llavallol
CUATRO GENERACIONES. Nicolás Angelillo se puso al frente del local en 1972, con una profesión que va desapareciendo con la tecnología. La intendenta Marina Lesci le entregó un reconocimiento.
Nicolás Angelillo tiene 91 años y hace 72 que es el dueño de la Relojería Ángel de Llavallol, la segunda que existe en la localidad. Un negocio que comenzó con el abuelo de Nicolás y que hoy ya tiene a la cuarta generación trabajando en el lugar, todo con el afán de mantener encendida la llama de una profesión que fue desapareciendo con el paso de los años y el avance de la tecnología. El dueño contó la historia y la inesperada visita de la intendenta Marina Lesci, quien le entregó una placa por su destacada labor en Lomas.
Nacido en Capital Federal, Nicolás se mudó a Llavallol cuando tenía 15 años. "Soy uno de los antiguos pobladores de la localidad. Cuando llegué, todo esto estaba lleno de fábricas y vi cómo creció este lugar", contó sobre su impresión del lugar donde vive hasta estos días.
La historia de la relojería tiene un trasfondo familiar: el abuelo de Nicolás, don Antonio Carricondo, se dedicaba a vender joyas de forma ambulante. "En 1948 decidió abrir un local para establecerse al público, el cual estaba en la calle Charlone. Yo tenía 18 años y decidí acompañarlo en su intención de vender y reparar relojes".
"A los dos años falleció mi abuelo y yo me puse al frente del establecimiento, aprendiendo todo sobre el oficio de los relojes. En 1972 se sumó mi hijo Claudio al gremio, que en ese entonces tenía apenas 12 años, mientras que en 1973 nos instalamos en el lugar que estamos ahora, en Doyhenard 462", relató Nicolás, con una memoria envidiable, aclarando que fueron la segunda relojería que existió en Llavallol.
A los dos años falleció mi abuelo y yo me puse al frente del establecimiento, aprendiendo todo sobre el oficio de los relojes. En 1972 se sumó mi hijo Claudio al gremio, que en ese entonces tenía apenas 12 años, mientras que en 1973 nos instalamos en el lugar que estamos ahora, en Doyhenard 462.
Lo primero que aprendió Nicolás fue a reparar los relojes mecánicos, una tarea compleja de resolver si no se tenía los conocimientos suficientes. "Había que tener mucha precisión, dedicación y amor al gremio para arreglar los relojes más sofisticados", sostuvo el lomense al referirse de los relojes a cuerda y los denominados "automáticos".
"Hasta hoy en día nos llegan de todos lados del país distintos relojes de pared tipo campana, algunos con un siglo de existencia, para que los podamos arreglar. Esos relojes eran de abuelos o padres y tienen mucha historia", admitió, en una clara demostración de que son una eminencia en el trabajo que llevan a cabo, ya que deben rebuscárselas para inventar repuestos que ya no se fabrican.
Hasta hoy en día nos llegan de todos lados del país distintos relojes de pared tipo campana, algunos con un siglo de existencia, para que los podamos arreglar. Esos relojes eran de abuelos o padres y tienen mucha historia.
Con el avance de la tecnología, en la década del '60 aparecieron los relojes de cuarzo y desde la Relojería Ángel también se instruyeron en dichos modelos, como así también con los relojes a pila y los digitales.
Actualmente, el legado de la Relojería Ángel sigue su curso: Lucas, nieto de Nicolás, se sumó a la aventura el año pasado, por lo que Nicolás indicó que "ya somos cuatro generaciones cambiando pilas en el acto y arreglando relojes de todo tipo, somos como artesanos y quedamos muy pocos en un rubro que se fue perdiendo con el paso del tiempo".
La Intendenta Marina Lesci, el delegado de Llavallol Sur Alberto Belmonte y algunas autoridades municipales visitaron el viernes pasado a la relojería y les entregaron a Ángel una placa de reconocimiento por su vida dedicada a la profesión. "Fue muy agradable la visita, conversamos y me felicitaron por estar tantos años como comerciante en Llavallol", dijo.
La Intendenta Marina Lesci, el delegado de Llavallol Sur Alberto Belmonte y algunas autoridades municipales visitaron el viernes pasado a la relojería y les entregaron a Ángel una placa de reconocimiento por su vida dedicada a la profesión.
Relojería Ángel se encuentra abierta de lunes a viernes de 9 a 12 y de 16 a 19.30, mientras que los sábados atienden de 9 a 13. "Los relojes significan mucho en mi vida, lo llevo en la sangre. Ojalá los hijos de Lucas puedan seguir con todo este negocio", concluyó, emocionado.