La Unión | LOMAS

Piden ayuda para pagar la internación de Ignacio Seijas

colaboración. Tuvo varios intentos de suicidio por su grave depresión causada a partir del erróneo operativo de la Policía en el que perdió un ojo. Ahora está internado. 

Necesitan ayuda

Necesitan ayuda.

La familia de Ignacio Seijas, el joven que perdió un ojo en un allanamiento erróneo en junio de 2020, pide ayuda para pagar la internación para tratar la grave depresión que atraviesa. Ya tuvo varios intentos de suicidio y debieron vender hasta el auto para costear los gastos.

En charla con La Unión, su mamá Marina Candia explicó que después del brutal episodio que vivió el muchacho, en el que no sólo perdió un ojo sino que también casi muere, Ignacio "ya no es quien era". Actualmente, está internado hace un mes en un centro de salud de Monte Grande que tiene un costo de $60 mil.

"Cambió totalmente mi hijo, de lo que era Nacho a lo que es, es muy distinto. Él empezó a lastimarse y me decía que lo único que quería es morir".

Marina hizo referencia a que el joven además de estar con depresión, también se hizo adicto a la medicación que le daban para reducir el dolor del ojo, y que la situación se agravó aún más cuando empezó a beberla con alcohol. "Cambió totalmente mi hijo, de lo que era Nacho a lo que es, es muy distinto. Él empezó a lastimarse y me decía que lo único que quería es morir", apuntó.

"Hace cuatro semanas que ya está internado. De hecho, el día anterior a tomar la decisión Nacho estaba muy deprimido. Fue un miércoles a la noche que no sé si tuve una premonición o qué, pero subo atrás de él, al techo y él se estaba por colgar. Tenía todo preparado", relató.

"La verdad es que Dios me dio fuerza, porque lo saqué de ahí y traté de tranquilizarlo. Él no quería bajar, pero no lo dejé solo en toda la noche. Ahí fue cuando lo decidí, porque sabía que si dejaba pasar un día más él no la contaba", aseguró la mujer.

Asimismo, su mamá confesó que ya vendieron varios objetos de valor de su hogar para poder pagar su internación. "Ya vendimos un montón de cosas, herramientas de mi marido, hasta el auto para poder pagar el tratamiento para recuperarlo", sostuvo

"Este es un dolor que venimos arrastrando hace tiempo", confesó, al tiempo que manifestó: "Yo ya no quiero pasar más por esta violencia. Estoy cansada de ser fuerte. Yo quiero que mi hijo esté bien y que vuelva a ser el que era".

Para poder colaborar con la familia se puede realizar una donación al siguiente CBU 0110659230065908319451, bajo el alias REZO.PRISMA.MISA.

"No llegamos con el sueldo mío y de mi mujer. No nos gusta pedirle nada a nadie, pero necesitamos ayuda", agregó su padrastro, Nelson Cabrera. "Por eso recurrimos a la gente, a su solidaridad", concluyó.

LA CAUSA

El muchacho aún no pudo declarar a causa de su estado de salud, por lo que su caso se encuentra "paralizado". El hecho tuvo lugar el 20 de junio de 2020, en Rawson al 1.800, en Lomas, cuando efectivos policiales por error entraron a su vivienda: perdió un ojo por una posta de goma que disparó el policía bonaerense David Antonio Daniel, quien actualmente se encuentra en libertad. En ese entonces Seijas apenas tenía 17 años.

Cabe mencionar que en abril del año pasado vivió otro episodio similar, cuando fue interceptado por un móvil policial y recibió una golpiza.

La mañana de aquel día, un grupo de 12 policías del Grupo de Apoyo Departamental (GAD) y de la comisaría 7ma de Villa Centenario irrumpieron en el domicilio de Seijas para buscar electrodomésticos que habían sido robados en una escuela de barrio. Sin embargo, se confundieron de departamento y entraron en la dirección equivocada.

Cuando Ignacio escuchó los gritos, quiso entrar a la casa para ver qué pasaba. Para hacerlo tenía que atravesar una puerta de chapa desde el patio, que no tiene cerradura ni picaporte, por lo que usó una especie de cuchillo tipo Tramontina. No llegó a dar un paso que se encontró con los oficiales y el subteniente Daniel le disparó con su escopeta. No dio la voz de alto y las postas de goma hirieron a "Nacho" directo en la cara.

Bañado en sangre, el joven de tan solo 17 años fue tirado al piso y pateado sin entender lo que sucedía: "Chorro de mierda", "Negro hijo de puta", fueron algunas de las agresiones que los agentes de la Bonaerense repitieron en el operativo, según la familia.