Causa paralizada: Seijas aún no pudo declarar por su estado de salud mental
judiciales. El joven sufrió un disparo en el rostro en un allanamiento equivocado en Lomas en 2020. El abogado de la familia contó cómo se encuentra.
A medida que más pasa el tiempo, la causa de Ignacio Seijas, el joven que perdió un ojo en un allanamiento erróneo en Centenario, se vuelve "más difícil y cuesta arriba", admitió el abogado de la familia, Eduardo Gómez, a La Unión.
Planteó que actualmente la causa se encuentra "paralizada" por el hecho de que no logran que el muchacho preste declaración debido a su estado de salud mental, situación que ya el letrado venía advirtiendo meses atrás.
"Hemos intentado en más de una oportunidad, bajo varios puntos de vista, tratar y de hacer que declare en la sede judicial pero no lo logramos", apuntó y marcó: "Hemos llevado adelante varias dirigencias pero obviamente han sido el 90% han sido rechazadas".
"Este inconveniente psicológico le ha cambiado muchísimo su forma de actuar socialmente. Le agarró una animadversión y un fuerte rechazo a la Policía", manifestó el abogado respecto al joven.
El hecho tuvo lugar el 20 de junio del 2020 cuando efectivos policiales por error entraron a su vivienda: perdió un ojo por una posta de goma que disparó el policía bonaerense David Antonio Daniel, quien actualmente se encuentra en libertad. En ese entonces Seijas apenas tenía 17 años.
Cabe mencionar que en abril del año pasado vivió otro episodio similar, cuando fue interceptado por un móvil policial y recibió una golpiza.
"Su forma de actuar se ha tornado agresiva. De hecho, le ha costado una causa más, le han dado una paliza más en el medio de la calle los patrulleros. A veces no se sabe si lo buscan a propósito o que", insinuó.
En este sentido, Gómez reclamó por asistencia estatal para el muchacho, "para que llegue más contenido a declarar", a la vez que sostuvo que sería de importancia que el joven realice un tratamiento así prepararlo.
EL HECHO
La mañana del 20 de junio del 2020, un grupo de 12 policías del Grupo de Apoyo Departamental (GAD) y de la comisaría 7° ma de Villa Centenario irrumpieron en el domicilio de Seijas para buscar electrodomésticos que habían sido robados en una escuela de barrio. Sin embargo, se confundieron de departamento y entraron en la dirección equivocada.
La mamá de Ignacio, Marina Candia, dormía con su pareja, Nelson Cabrera, y su beba Ariadna, de dos años cuando pasó todo. Inmediatamente se encontró con que un grupo de policías que le apuntaba mientras ella levantaba en brazos a su hija. A Nelson lo tiraron al suelo y le pisaron la cabeza. Pero lo peor llegó después.
Cuando Ignacio escuchó los gritos, quiso entrar a la casa para ver qué pasaba. Para hacerlo tenía que atravesar una puerta de chapa desde el patio, que no tiene cerradura ni picaporte, por lo que usó una especie de cuchillo tipo Tramontina. No llegó a dar un paso que se encontró con los oficiales y el subteniente Daniel le disparó con su escopeta. No dio la voz de alto y las postas de goma hirieron a "Nacho" directo en la cara.
Bañado en sangre, el joven de tan solo 17 años fue tirado al piso y pateado sin entender lo que sucedía: "Chorro de mierda", "Negro hijo de puta", fueron algunas de las agresiones que los agentes de la Bonaerense repitieron en el operativo, según la familia.