La fortuna de ser bien atendido
de puño y letra. Un repaso por la historia sanitaria local: el primer gran hospital de Lomas, el Gandulfo, todavía una referencia en el sur del Conurbano, fue inaugurado recién en 1906. Pero ¿qué existía antes?
¿Existe alguien a quien le guste ir al médico? Nunca hay que generalizar, pero calculo que se trata de algo que todos prefieren evitar. Es cierto: es necesario cuidar la salud y para ello es importante hacerse chequeos -al menos- una vez por año. Pero yo, este 2021, después de pasar por la pesadilla del Covid y la posterior recuperación, visité médicos como nunca antes. Dolores, ratos largos en la sala de espera... De todas formas, queridos amigos de La Unión, hay que poner los pies sobre la tierra y que agradecer que tenemos la posibilidad de atendernos cuando queramos y cerca de casa.
A fines del siglo XIX, allá por los inicios de Lomas de Zamora como ciudad, la medicina era ejercida por muy pocos profesionales. Recién en 1887 tuvimos al primer médico municipal. El distrito no contaba por ese entonces por hospitales ni sanatorios y los vecinos enfermos debían ir a ver directamente a los médicos a sus casas. Po supuesto que eran requeridísimos y conseguir un turno solía ser complicado. Por esta razón, la colectividad británica decidió fundar en 1887 la Victoria Convalescent Home en Llavallol, dependiente del Hospital Británico de Capital Federal. En aquellos días, Temperley recién empezaba a nacer como pueblo y la mayoría de sus viviendas eran quintas eran de veraneo de familias acomodadas de Buenos Aires, por lo que no estaba la urgencia de construir tantos centros asistenciales.
La colectividad británica decidió fundar en 1887 la Victoria Convalescent Home en Llavallol, dependiente del Hospital Británico de Capital Federal.
El primer gran hospital de Lomas, el Gandulfo, todavía una referencia en el sur del Conurbano, fue inaugurado recién en 1906 y la ambulancia del cuerpo de Bomberos Voluntarios de Lomas de Zamora fue adquirida en 1911. Un poco antes, el 26 se setiembre de 1908, era construido el Asilo de Alienadas y luego el Hospital Interzonal José Estévez, en la calle Garibaldi al 1400. El doctor Estévez, junto con los doctores Cabred y Borda, se había especializado en atender y tratar a pacientes psiquiátricos. Hasta entonces, los mal llamados locos eran internados en hospitales comunes.
El desarrollo de la salud en nuestro distrito arrancó por esos días y no se detuvo. El 9 de noviembre de 1913, por ejemplo, se inauguró el Hospital Español de Temperley, cuyo edificio fue proyectado y construido con estilo y características del modernismo catalán. El establecimiento, que en su momento llegó a ocupar unas 12 hectáreas, se ubicaba en 25 de Mayo al 1500. Dependía de la Sociedad Española de Beneficencia y se financiaba con el aporte de entidades españolas y la embajada ibérica en la Argentina. Hoy, con los antiguos y necesarios hospitales todavía en pie, con unos cuantos sanatorios desparramados por todo el municipio y con decenas de clínicas separadas por pocas cuadras en las zonas más transitadas, conseguir un médico es mucho más fácil. Aunque no nos guste esperar, somos verdaderos afortunados.