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“Batigol” cumple 50 años

Un animal de las áreas. El clásico goleador de la Selección Nacional celebra hoy un cumpleaños especial en medio de una época de mayor exposición en los medios y con el recuerdo intacto de sus goles.

El Bati es la referencia goleadora de la camiseta Argentina pese a que Messi lo superoacute

El Bati es la referencia goleadora de la camiseta Argentina pese a que Messi lo superó.

Gabriel Batistuta, segundo goleador histórico en el seleccionado argentino de fútbol y referencia ineludible en la Fiorentina de Italia de la década del '90, cumplirá mañana 50 años y el recuerdo del futbolero medio sigue manteniendo al "Batigol" en la cima de un Olimpo imaginario.

Nació en la ciudad santafesina de Reconquista un primero de febrero de 1969. Hijo de Osmar, un empresario agropecuario de la zona, y Gloria. Se casó con Irina y tuvieron cuatro hijos.

El ex centrodelantero "albiceleste" obtuvo una marca difícil de equiparar. Solamente un extraordinario Lionel Messi (65 goles en 128 partidos) supera en la lista al rubio ex atacante de Newell's, que festejó 56 veces en 78 encuentros.

Jorge Griffa, emblemático reclutador de jóvenes futbolistas, puso sus ojos en ese joven rubio con pinta de "gordito" y lo llevó a Newell's.

Cuando ya había cumplido los 19, en septiembre del '88, José Yudica, por aquel entonces DT principal de la entidad del Parque de la Independencia, lo hizo debutar en un partido ante San Martín de Tucumán. Ingresó en el segundo tiempo, en sustitución de Juan Sen.

Algunas buenas actuaciones con goles le permitieron llegar a River (1989), donde apenas tuvo rodaje (4 tantos en 24 partidos). El mercado de pases de aquellos tiempos permitió una rareza que hoy se transformaría en afrenta o sacrilegio. Desde la entidad de Núñez pasó a Boca (1991).

El centrodelantero supo mostrar allí los argumentos que luego lo convirtieron en amenaza para los defensores adversarios: velocidad para atacar los espacios, potencia para sacar disparos desde distintos puntos del campo, buen cabezazo, ubicuidad en el área.

Batistuta encendió los festejos en una entidad "xeneize" necesitada de títulos (no ganaba un campeonato oficial desde 1981 con Diego Maradona) y condujo al equipo de la Ribera al título del Clausura 1991, que no pudo revalidarse en la final de temporada ante el Newell's de Marcelo Bielsa.

Batistuta no fue de la partida en esa final. Sus voracidad despertó el interés del DT Alfio "Coco" Basile, quien lo convocó para el seleccionado argentino.

En la Copa América Chile '91, el "Batigol" inició otro romance; esta vez con la camiseta celeste y blanca. Seis goles a lo largo del certamen para transformarse en el artífice central de ese título del otro lado de la Cordillera.

Esas actuaciones despertaron, lógicamente, la atención en un Viejo Continente sediento de anotadores del mercado argentino. Y la Fiorentina, que buscaba posicionarse en Europa, lo contrató por especial pedido de su presidente, Mario Cecchi Gori.

En Florencia, el goleador halló "su lugar en el mundo". Con sus goles, el atacante se convirtió en ídolo indiscutido. Colaboró en el retorno a la Serie A en la temporada '93-94 (26 tantos) y a los títulos de la Copa y Supercopa de Italia (ambas en 1996). Acumuló un total de 207 goles en 332 partidos.

Paralelamente, su éxito con la camiseta celeste y blanca se prolongaba. Dos goles en la final ante México (2-1) para conquistar la Copa América '93 en Ecuador (último título oficial del seleccionado mayor), otros cuatro en el Mundial de los EE. UU. '94, cinco más en Francia '98 y un último en Corea Japón 2002. De este modo, el santafesino sigue siendo el máximo goleador argentino en Copas del Mundo, con 10 conquistas.

A principios del Siglo XXI, el idilio Batistuta-Fiorentina fue perdiendo fluidez por la tensa relación entre el presidente del club y el goleador. Eso decidió que la Roma comprara su ficha en una suma cercana a los 50 millones de dólares.

En el equipo de la capital italiana, el goleador se destacó y ayudó al 'Scudetto' de la Serie A en 2001. Luego pasó al Inter (2003) y, con su carrera en declive, terminó en Al Arabi de Qatar (2003-2005), donde mantuvo un buen promedio (25 goles en 26 partidos), pero en un fútbol mucho menos competitivo.

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