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Colecta de sangre y cena solidaria en Rafael Calzada

Coronavirus - donaciones. La Agrupación Un Grito de Juventud, que integra el arquero de Temperley Lautaro Maldonado, entre otros, llevó adelante la jornada para beneficio de los hospitales de la zona. Y por la noche entregó las viandas a los donantes y vecinos del barrio.

Un vez más, la Agrupación Un Grito de Juventud llevó a cabo una iniciativa solidaria para estar del lado del que más lo necesita en estos tiempos donde la pandemia del Coronavirus ha hecho estragos en muchos rincones del país.

Advertidos por la grave situación que atraviesan los hospitales debido a la poca cantidad de dadores de sangre con los que cuentan en sus bancos, realizó un colecta conjuntamente con autoridades de la salud y en colaboración con los vecinos que asisten al lugar físico donde desarrollan sus actividades, la Sociedad de Fomento Acción y Progreso. Todo ellos en beneficio del Lucio Menéndez, de Adrogué, y Arturo Oñativia, de Rafael Calzada.

Los chicos que forman parte de la Agrupación comenzaron al mismo tiempo de la cuarentena con almuerzos, los cuáles se fueron incrementando sábado tras sábado, sin embargo no bajaron la guardia y recolectaron los alimentos para que a nadie le faltara un plato de comida. Luego, sumaron las meriendas, leche y chocolatada, acompañadas de riquísimas exquisiteces que preparan, como panes, facturas, pastas frolas, etc.

"La verdad es que superamos las expectativas. Recolectamos 20 dadores de sangre y quedaron una importante cantidad de personas para la segunda etapa", afirmó Damián Reinoso, responsable de la Agrupación Un Grito de Juventud de Rafael Calzada. Él, junto a los demás integrantes, entre ellos Lautaro Madonado, arquero del plantel profesional del Club Atlético Tempérley, estuvieron trabajando desde las 7 hasta las 21.

Por su parte, Karina Sánchez, del servicio de hemoterapia del Hospital Lucio Ménendez le dijo a La Unión: "Nuestro objetivo es poder trabajar con un banco que se sostenga con donantes voluntarios porque son los más seguros. Es importante la donación porque siempre es más la demanda que el ingreso. Un accidente te puede llevar hasta ocho unidades y por ahí ese paciente quizá te mandó los donantes, por ahí son pacientes que no tienen familia o esta misma no está en condiciones de donar o lo que repuso no es la cantidad total que utiliza". Y además agregó: "Después tenés los pacientes oncológicos que muchas veces en un estadío de la enfermedad necesitan sus transfusiones semanales y se quedan sin familiares donantes. Llega un momento que no tienen esa cantidad. Por distintas cuestiones siempre es más lo que sale que lo que ingresa respecto a la sangre".

Por último detalló la importancia de ser donante voluntario: "Es mejor porque cuando a la familia la llevás con el afán de querer donar, puede ser que en el cuestionario mienta algo y para nosotros es muy peligroso porque cuando hacemos los análisis posteriores de esa unidad para saber si es no reactivo o no, esos estudios no son 100% eficaces. Siempre luchamos con el período de ventana que por ejemplo si tuviste contacto con algún tipo de enfermedad transmisible por sangre, lo tuviste hace poco y luego donaste y en los estudios que hacemos son negativos porque la carga viral que uno tiene en el cuerpo todavía no es detectada por los estudios, el resultado de eso es que pase a una bolsa que realmente tiene una enfermedad y no pudimos detectarla, esa unidad entra al banco y va a un paciente. Nuestro objetivo principal es siempre contar con un banco que se sostenga con donaciones voluntarias. Se calcula estadísticamente que si en la población tuviésemos conciencia y donáramos una vez por año, no sería tanta la urgencia".

La jornada no terminó con la colecta. Por la noche, la cocina funcionó a pleno. Se prepararon viandas para toda aquella persona que se acercó a donar y las demás que se encuentran en situación de bajos recursos y que están afectadas por la pandemia.

Un total de 94 familias (un integrante por cada una de ellas) se acercó hasta las instalaciones de Capilla del Señor 1.740 para retirar su vianda. Pero no solo eso, los responsables de la cocina se interiorizaron por la cantidad de chicos en cada uno de esos hogares y repartieron yogures. "Repartimos un total de 160 potes, y nos quedó un remanente para otra jornada", comentó Reinoso, feliz y contento por el trabajo realizado.

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