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Un niño de dos años consumió las drogas que dejó su padre

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El hombre fue procesado por "lesiones graves culposas" y quedó a un paso del juicio oral.

Un hombre que dejó marihuana y cocaína al alcance de su hijo de dos años, quien las consumió accidentalmente, fue procesado por "lesiones graves culposas" y quedó a un paso del juicio oral.

La Cámara del Crimen confirmó en las últimas horas el procesamiento del hombre, quien había sido denunciado por la abuela del menor de edad en diciembre del 2012.

Los camaristas María Laura Garrigós de Rébori y Gustavo Bruzzone puntualizaron que "la violación al deber de cuidado que corresponde atribuir al imputado, por su posición de garante de la salud e integridad física del menor que se encontraba bajo su tutela, consiste, principalmente, en haber dejado sustancias tóxicas al alcance de los menores".

La causa se inició a raíz de la denuncia de la abuela del pequeño quien refirió que "la tenencia de los menores la tiene su hija (ex pareja del imputado), pero como ésta debió ser internada por un cuadro de neumonía el 2 de diciembre de 2012, le solicitó que cuidara de los niños, a lo que éste accedió".

Los hechos juzgados ocurrieron el 12 de diciembre de 2012 cuando el padre "no controló, en su calidad de progenitor, al menor, quien se encontraba bajo su exclusivo cuidado y como consecuencia de ello, el niño ingirió sustancias tóxicas -marihuana y cocaína- que se encontraban a su alcance dentro del domicilio".

Como producto de la ingesta, la criatura debió ser atendida en la Clínica Privada Virreyes y de la "pericia química realizada sobre los diversos elementos secuestrados en el allanamiento de la vivienda del imputado, se advierte que fueron hallados rastros de THC", el principio activo de la marihuana.

El defensor oficial Ricardo Lombardo, asistente del imputado, explicó que el hombre "no se encontraba en la vivienda al momento del hecho, pues se encontraba trabajando, y que sus hijos se hallaban bajo el cuidado de su concubina", una joven de 16 años que estaba embarazada al momento de los hechos.

"Se trata de una práctica habitual de la sociedad actual, que por su complejidad, impone a ambos progenitores la necesidad de salir a trabajar y dejar a sus hijos en confianza de un tercero", dijo el letrado.

Sin embargo, la cámara replicó que "tuvo la posibilidad de reducir considerablemente el riesgo de su producción e, incluso, tenía el deber jurídico de evitarlo" y no lo hizo.

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