Desahogo Monumental
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River llegaba herido al clásico, con dos derrotas a cuestas y varias bajas. Aún así, el triunfo era vital para seguir con vida en el Final.
Y así lo entendieron sus jugadores, que desde el primer minuto maniataron a un inexpresivo San Lorenzo. Si River no
ganó por más diferencia que ese escueto 1-0, en parte fue por la tarea de Sebastián Torrico, que mantuvo la pocas ilusiones Santas hasta el silbato final de Pitana.
El criterioso trabajo de los volantes locales, más la triangulación Lanzini-Teo-Cavenaghi volcaron el partido a favor del local, que por la zona defendida por Kannemann comenzó a hacer estragos.
Y el gol no tardó. Taco de Cavenaghi, centro de Carbonero y perfecto anticipo del colombiano. Gutiérrez fue una pesadilla para la defensa Azulgrana. Si Ramón quería que jugara por lo que River pagó, Teo le respondió. Le faltó otro gol, para rubricar su buen partido.
Pero, atrás el Millonario dio ventajas, y el ingreso del Pipi Romagnoli le llevó algún que otro susto a Barovero. San Lorenzo estuvo lejos del equipo que hilvanó tres triunfos al hilo y se puso de pie en la Copa. Le faltó solidez en sus líneas y atrevimiento en la faz ofensiva. Cuando se acordó de atacar, ya era demasiado tarde.
River no dejó pasar la oportunidad y como casi siempre, en el Monumental San Lorenzo se convierte en su víctima.
Aire fresco para Ramón Díaz y su cuestionado plantel, luego de dos fechas convulsionad