Dulce Navidad
¡Socorro, los chicos de vacaciones!.
¿Qué cómo fue la Noche Buena y la Navidad en casa?, así que eso querés saber... agarrate porque voy con lujo de detalles. Sí ya sé que me mandaste un mensaje a las 12 y monedas, pero se me pasó contestar, pero ahora te pongo al día.
La cosa es que, como ya te había dicho, vinieron todos para casa, todos, ¿eh?, sí, mis viejos, mis suegros y mi hermanita la rara con su marido, que también es bastante anormal que digamos.
Mi marido hizo un asado, calculó como para todo el Regimiento de Granaderos a Caballo, pero no quedó nada, los huesos se salvaron nada más. Nadie tuvo colesterol, ni presión y mi hermanita y su compañerito se olvidaron de que eran vegetarianos, de repente se volvieron cavernícolas y se comieron hasta los piolines de los chorizos, parecían dos muertos de hambre.
¿Los chicos?, ya sabía que te traías esa preguntita en la manga, te cuento ya que tanto insistís. La cuestión es que parecía que llegaba un milagro navideño, de esos que pasan en las películas, ¿viste?
La nena me ayudó a preparar las ensaladas, buscó algunas muy originales en Internet para no caer en la de tomate y lechuga de siempre. Por un momento dejó sus cosas, sus libritos y colaboró como una campeona, incluso sin cuestionar la Navidad y su postura con que las fiestas son puro consumismo y todas esas cosas.
El más grande, parecía un voluntario de Naciones Unidas. Se ofreció a prender el fuego y lo logró sin que tengamos que llamar a los bomberos, fue a comprar hielo a la estación de servicio y hasta puso la mesa. Pensé que estaba enfermo, o con fiebre, hasta se bañó y se vistió como un ser humano.
La cosa es que los dos pusieron una música relativamente escuchable y dejaron de llevarse como perro y gato, ni una pelea por las pavadas por la que se agarran todos los santos días.
Pero viste, cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía. Esa colaboración no fue nada desinteresada, fue una patraña más grande que una casa, estaba más cantado que “Despacito” que se traían algo entre manos.
La cosa es que con cara de póker nos viene a preguntar si sus amigos podían venir después de las 12. Los saqué carpiendo, pero mi marido les dijo que sí, con la condición de que dejen todo en orden después del jolgorio.
Tipo una de la matina empezaron a caer pibas y pibes y después de bailar toda la noche en el parque, lentamente, taza, taza…
¿Si limpiaron?, que esperanza, al final soy la hija de la pavota y terminé yo con la escoba, estos pibes no crecen más.
Ah, todo muy lindo vos en esa quinta con amigos, pero la lluvia les cortó la joda el 25, todo no se puede querida, pero la lluvia fue para todos, pero la manada de adolescentes la fumé yo solita, espero que esta milonga no se repita en Año Nu