Pirucha sigue los pasos de sus papás, los primeros floristas del Cementerio de Lomas
esfuerzo y tradición familiar.
A los 8 años le enseñaron a armar ramos y hoy, a sus 81, sigue con su propio puesto y les aconseja a los clientes qué flores regalar.
El Cementerio de Lomas y sus alrededores encierran cientos de historias. Una de ellas es la de María del Carmen Gil, de 81 años, que sigue con una tradición familiar muy arraigada: es hija de los primeros floristas que se instalaron frente al Cementerio para atender la demanda de quienes van a visitar a sus seres queridos difuntos, pero también para quienes regalan ramos o para las mujeres que se casan.
Pirucha, como le dicen, comenzó a trabajar a los 8 años, cuando su papá Francisco Gil, inmigrante español, le enseñó a armar ramos, junto a su mamá, Angélica Virgen, quien había llegado desde Uruguay. Había que trabajar: eran cinco hermanos.
“Para mí no es una patrona, es una señora más del grupo”, comenta MARILYN, UNA DE SUS EMPLEADAS DESDE HACE OCHO AÑOS.
Cuando su papá falleció, a los 55 en un accidente, su mamá siguió hasta los 70 y pico, pero ella consiguió un puesto por medio de un tío y así arrancó su propio camino con el puesto de flores San Jorge, ubicado en Hornos y Martín Rodríguez, donde atiende hoy con su delantal azul.
“Mi padre me enseñó a hacer ramos de flores. Me gusta mucho esto. Si un cliente viene y me dice ‘quiero un ramo para tal cosa’, yo le digo ‘esto es así y así’, porque para las madres hay una flor, y para la novia, otra”, explica, y añade que tiene clientes de hace 20 años: “Los conozco a todos”.
La rosa suele ser una flor indiscutida. “Ahora vienen importadas de Colombia, llegan al país en avión. Antes, durante muchos años, me levantaba a las 2 de la madrugada para ir a buscarlas; ahora me las traen. Después del Día de la Madre ya llega la época de las rosas nacionales”, menciona sobre los esfuerzos que tiene este oficio.
Una de sus empleadas, Marilyn Oto (22), describe a Pirucha: “Yo arranqué a los 14 con ella. Para mí no es una patrona, es una señora más del grupo. Ellas nos enseñó a arreglar las flores, el puesto, y a armar los paquetitos con muchos colores sobre todo para la primavera. Eso atrae a la gente”, cuenta. Y sobre las enseñanzas de María del Carmen, agrega: “Nos enseña a ser buena persona, a sonreírle a la gente cuando viene, a ser honesta”.
Con la llegada de la primavera su puesto de flores rebalsa de colores y también de historias para contar.
MÁS INFO. 2 de la madrugada se levantaba María del Carmen para ir a buscar las rosas que llegan importadas de Colombia. Ahora se las tr