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Silvana Rojas, una historia de superación cerca de la cocina

?Aprendí a saber comprar para que la plata alcance?. La vecina, que fue madre muy joven, llegó a este oficio por casualidad, para llevar el sustento a su casa, y le gustó tanto que ahora se encarga de un local de comidas en Lomas Este.

Silvana Rojas tenía que trabajar. Sí o sí. Cuando tenía 17 años quedó embarazada. A los 6 meses que nació el bebé se separó de su pareja. Ella estudiaba y trabajaba, pero tuvo que cambiar de empleo y ése fue el puntapié inicial para encontrarse con lo que verdaderamente le gusta: la cocina. Ahora, a sus 45, lleva adelante la cocina de una casa de comidas en Lomas Este.

“Yo trabajaba en costura, pero me lastimé la espalda y tuve que cambiar de trabajo”, cuenta Silvana. Entonces compró el diario, miró los clasificados y se fue a Palermo a presentarse en un local de comida y la tomaron. “Desde los 19 que estoy en cocina y llegué de casualidad. Empecé como ayudante, hice de todo y estuve por todos lados: Recoleta, Palermo, Once porque la casa tenía sucursales”, cuenta.

Mirá también: Álbum de fotos de Silvana Rojas

Esta vecina conoce de necesidades. Nació en Valentín Alsina, en una zona “que era villa y ahora es barrio”. Es hija de un papá chapista, de quien tiene una anécdota inolvidable. “Una vez agarré una manzana de una verdulería y él se dio cuenta unas cuadras después. Me hizo volver y devolverla. Me moría de vergüenza. Jamás volví a tocar algo que sea de otra persona”, resume.

También se describe a sí misma como una mujer que se esfuerza por ahorrar: “Aprendí a saber comprar para que la plata alcance, es siempre lo mismo, hasta el día de hoy”.

Vivió situaciones complicadas y no siempre relacionadas con el dinero. Cuando tenía 18 años su exnovio le fisuró la nariz: “Sufrí violencia de género por parte del padre de mi primer hijo. No quería que lo deje entonces me perseguía. Una vez me agarré a las piñas arriba del colectivo. Él tenía un yeso en el brazo, me pegó y me fisuró la nariz. El colectivero nos llevó a los dos a la comisaría. Ahí hice la denuncia y me dejó de molestar”.

A pesar de las adversidades, hoy tiene un presente de trabajo en “Desbok2”, en la calle Fonrouge, donde elabora platos con carne, pollo y pas

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