La Unión | LOMAS

“Los imposibles no existen, sólo hay que tener ganas”

un ejemplo de perseverancia y empuje.

Alicia estaacute al frente de Tofema

Alicia está al frente de Tofema.

La vecina de Lomas Alicia Cosmedi se supo ganar un lugar en el universo de la electricidad, un rubro que históricamente estuvo asociado a los varones.

Si bien Alicia Cosmedi (75) se recibió de enfermera, auxiliar de hemoterapia e instrumentista, apostó a la electricidad, un rubro que históricamente fue de los hombres. Le fue bien y hoy con su marido están al frente Tofema, una de las casas de electricidad más importantes de la zona.

“A veces la vida te lleva por otros caminos que no son los que vos elegiste. Y no estoy arrepentida de ninguna manera porque me siento muy cómoda donde estoy y me desarrollé en estos últimos años”, aseguró Alicia sobre el cambio de rumbo repentino que tuvo en su vida, lejos de la medicina.

“Yo no sabía nada, fueron las ganas de aprender, de ayudar, de colaborar y de crecer, eso fue lo que me inspiró. Mi personalidad es muy especial. Tuve que aprender de cero y le enseñe a más de un hombre a conectar una ficha, un contactor o a cambiar una bovina, todo lo que se refiere a la iluminación”, agregó esta vecina que supo capacitarse desde los 26 años. Y completó: “Los imposibles no existen, sólo hay que tener ganas”.

“A veces la vida te lleva por otros caminos que no son los que vos elegiste. Y no estoy arrepentida de ninguna manera", dice Alicia.

Su marido siempre jugó el rol de compañero. “Empezamos siendo novios pensando en desarrollarnos y tener un pesito más. Con él tirábamos para el mismo carro parejo, no era que uno se destacaba más que el otro, siempre los dos nos acompañamos y discutíamos mucho, pero no por cuestiones de matrimonio, sino por los hijos y por el negocio. Sigue pasando lo mismo”, señaló mientras se le escapaba una sonrisa.

Pasaron por tres locales, y hoy están en Hipólito Yrigoyen 9655, el más grande de todos los que tuvieron con estacionamiento propio, local de exhibición y de acopio: “Es lo máximo a lo que podíamos aspirar”.

La familia se fue acoplando a los ritmos del negocio. Al principio, cuando los hijos eran bebés, los dejaba en la guardería, después consiguió una persona que los cuidara. Pero “ni bien pudieron caminar ya venían al negocio a colaborar”.

Con el tiempo, comenzaron a hacer trámites, limpiar, hacer mandados, ir a los bancos. “Tanto mi hija como mi hijo mayor están acá y están con la camiseta de Tofema puesta, trabajando”, dijo, convencida de que sus hijos llevarán con orgullo el legado de sus padres que apostaron por un negocio familiar que les permitió crecer y forma

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