En un duelo de pocas luces, Brown igualó en Campana
0 a 0. Con apenas algunos pasajes de buenas intenciones, el Tricolor y el Violeta no encontraron caminos claros para salir del empate en cero.
Brown y Villa Dálmine jugaron un partido para el olvido en Campana. Sin lucidez ni claridad pudieron hacer muy poco para salir de un empate sin goles que sólo sirvió para que el equipo de Vico aumente su racha sin derrotas.
Lo poco que se vio en el campo dio lugar para la reflexión. El fútbol bien jugado se entiendo como un conjunto de acciones. No es todo presión, ni todo magia, ni todo al ataque, ni todos atrás. Un poco de cada cosa y, al menos, los que se predisponen a observar desde la tribuna tendrán una chance de disfrutar de un buen espectáculo.
Ni el Tricolor ni el Violeta estuvieron cerca de mostrar algo atractivo en los primeros 45 minutos (ni tampoco lo mostraron en la mayor parte del complemento).
Media docena de rechazos a las tribunas, la pelota por los aires como argumento ofensivo e interrupciones constantes por foules. El cero estuvo acorde a las limitaciones de ambos que no encontraron caminos claros para llevar peligro al área rival.
En el segundo tiempo, por poco que ofrecieran, iban a mejorar la pálida imagen del comienzo. Y fue el equipo de Adrogué el que tomó la posta: adelantado en el campo, encontró espacios con los movimientos de Benegas que le permitieron más calidad de oportunidades a Stegman y Olivares -los de mejor técnica- con remates de media distancia.
Dálmine respondió con un tiro de esquina y un rebote que Ríos salvó con lo justo dentro del área chica. En un pasaje de unos pocos minutos el partido ganó en continuidad y se hizo de ida y vuelta, con los dos buscando el arco contrario. Pero la intermitencia sólo ilusionó a los más ingenuos. En Campana pasó poco y el empate estuvo bien.
