Toma una canción triste y mejórala
?Hey Jude?.
Hay canciones que invitan incondicionalmente a un tarareo, que es casi imposible de evitar para cualquier mortal. “Hey Jude”, de Los Beatles, es una de ellas, que incluso tiene un final casi hipnótico.
El tema fue el primer sencillo de los Fab Four para Apple Records, el sello discográfico que habían creado por entonces.
Acreditada a la dupla Lennon/McCartney, el tema es una balada que evolucionó a partir de “Hey Jules”, canción que Paul escribió para intentar consolar al pequeño Julian, el hijo de John, después del divorcio de sus padres, luego de que Lennon terminara su relación con Cynthia Powell para continuar su romance con Yoko Ono.
El sello compositivo de Paul, que es lo más parecido a Mozart que tenemos entre nosotros, está bien presente en la canción. El tema comienza con una estructura de verso-puente basada en la interpretación vocal y el acompañamiento al piano de McCartney.
La composición va creciendo y se le van sumando ingredientes y el aporte del resto de los integrantes del grupo. Luego de la cuarta estrofa, el tema tiene un largo final de cuatro minutos apoteóticos, ideales para ser coreados por una verdadera multitud.
“Hey Jude” se registró en 1968, tras largas jornadas dentro del estudio de grabación, y se editó ese mismo año.
En tiempos en los que los temas no podían superar los tres minutos, porque así lo imponían en las radios, “Hey Jude” se extiende por encima de los siete minutos de duración. El tema, en su tiempo, fue el más largo de la historia en ocupar el Top 10 de las listas británicas de sencillos.
A pesar de su extensión, además estuvo nueve semanas como Nº 1 en Estados Unidos y este sencillo vendió más de ocho millones de ejemplares.
“Comencé con la idea de 'Hey Jules', que era Julian, don't make it bad, take a sad song and make it better (no lo estropees, toma una canción triste y mejórala). ¡Hey, trata de lidiar con esa terrible situación! Sabía que no iba a ser fácil para él. Siempre me sentí triste por los niños en los divorcios... Para cuando llegué ya tenía la idea para la canción. Lo cambié a 'Jude' porque pensé que sonaba mejor”, aseguró Paul sobre este tema.
De todos modos, Julian Lennon descubrió que la canción había sido escrita para él muchos años después, a pesar de que siempre tuvo una relación de afecto mutuo con Paul.
La canción tuvo versiones por doquier y hasta Divididos incluyó un fragmento al final del tema “Rasputín”.
La letra, escrita de puño y letra por Paul, pasó de mano en mano en diversas subastas desde 1968 hasta la fecha.
Ahora, vuelve a ofrecerse al mejor postor valorada en un mínimo de 200.000 dólares, por la compañía de subastas Gotta Have Rock and Roll, aunque se estima que trepará aún más el valor de esta canción a la que no es necesario mejorar.