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Pepe Lareo, el ferretero que se convirtió en el consejero de los vecinos

Heredó la vocación de su papá, a quien califica como ?un maestro?.

Tiene su ferretería desde hace 52 años en Larrea y Penna. Recibió el Premio Orgullo de Ser de Lomas por su calidez y empatía con la gente.

José María Lareo, Pepe, como lo conocen en el barrio está al frente de una ferretería de película, más de 120 metros cuadrados llenos de herramientas, pinturas, sanitarios, bulonería, algo de bazar, aunque “siempre falta algo”, dice el vecino experimentado en este “rubro tan amplio, un barril sin fondo”: “El negocio es mi vida”.

Proveniente de una familia banfileña, y recientemente premiado como Orgullo de Ser de Lomas, Pepe tiene la ferretería desde hace 52 años, en Larrea y José María Penna. “Esta esquina la compró mi papá. Cuando llegamos era un almacén de ramos generales, un despacho de bebidas, ya que a dos cuadras estaba la famosa fábrica Saida, en la que trabajaban 600 personas, y eso generaba mucho movimiento, pero cuando llegó Martínez de Hoz la destruyó”, recuerda este hincha del Taladro.

PARTE DE LA VIDA. Su pasión por la ferretería la heredó de su padre, también llamado José María, quien desde los 14 años siempre trabajó en ferretería, primero como empleado y luego como dueño cuando compró un comercio en Chile y Lima, Capital, adonde iban personajes famosos por su cercanía a Canal 13. Recibieron la visita de Olmedo, Porcel y Sandrini, quien era amante de la carpintería y compraba herramientas.

Pero vendió el local en el ‘67 porque estaba cansado de viajar. “Hoy mi papá tendría 100 años, toda la vida en la zona. Era un fenómeno de persona. Fue mi maestro, mi compañero de trabajo, mi amigo. Trabajar con el padre no es fácil, pero él me dio autoridad en los negocios, me sentí a gustó, de chico amé esta ferretería. Estudiaba Ciencias Económicas y dije ‘¿qué hago acá si mi futuro lo tengo asegurado en el local?’”, cuenta.

"Siempre viene el inventor que soñó algo y viene a la mañana a ver cómo yo se lo puedo resolver. Hoy la mano de obra está tan cara que tratamos de que las personas puedan resolver sus problemas y ahorrarse unos mangos.”

Su papá murió en el ‘91 y en ese momento siguió su camino solo. El trabajo fue cambiando, porque cerraron talleres y fábricas que había en la zona. “Ahora es un barrio residencial, entonces trabajamos más con el vecino que con la industria”, resume Pepe, quien se convirtió en consejero y confidente de cientos de vecinos que se acercan al comercio: “Siempre viene el inventor que soñó algo y viene a la mañana a ver cómo yo se lo puedo resolver. Ahora estamos bastante salvados con los celulares porque nos muestran la foto y nos dicen ‘quiero esto’, pero hubo una época en la que teníamos que ser bastante ingeniosos para resolverles los problemas. Varios me vinieron a agradecer. Hoy la mano de obra está tan cara que tratamos de que las personas puedan resolver sus problemas y ahorrarse unos mangos”.

Por esta empatía que logró con los vecinos a lo largo de estos 52 años y su vocación de servicio es que lo premiaron con la distinción Orgullo de Ser de Lomas. Además de clientes, hizo amigos como Oscar Angeletti, dos veces campeón de Turismo Carretera, gran amigo y cliente, y Rubén Améndola, “el cantor” de tango de Lo

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