Se recibió de docente a los 47 años: "Quise dejarles una enseñanza a mis hijos"
ORGULLO. Silvana Amato es de Fiorito y siempre soñó con ser maestra. Después de quedar viuda, decidió retomar esa meta y la pudo cumplir en medio de una pandemia.
Silvina Amato es un digno ejemplo de superación. Oriunda de Fiorito, siempre soñó con ser maestra de primaria y debió abandonar sus estudios para enfocarse en su familia. Hace seis años quedó viuda y, con tres hijos a cargo, decidió levantarse, superar el gran golpe que le deparó la vida y retomar aquella meta que se había propuesto años atrás. Ni la pandemia ni la edad pudieron superar sus ganas y pudo recibirse en un 2020 especial. "Quise dejarles una enseñanza a mis hijos, de que a pesar de todo los sueños se pueden cumplir", dijo.
El 3 de diciembre fue un día especial en la vida de la lomense Silvana Amato. A sus 47 años se recibió como maestra de primaria en el Instituto Superior de Formación Docente Nº1 de Avellaneda "Abuelas de Plaza de Mayo" y fue inevitable para ella no mirar hacia atrás para darse cuenta de todo lo que debió superar para llegar a cumplir su meta: "No fue fácil porque tuve que luchar con muchas cosas, como el aspecto económico y el sostén de mi familia, pero en medio de la pandemia puedo decir que logré mi sueño".
Con este paso quise dejarles una enseñanza a mis hijos. Que no importa ni la edad, ni los tiempos, ni los problemas ni el contexto. Las ganas hacen que las metas se cumplan.
Cuando era más joven, Silvana había comenzado la carrera y llegó a segundo año, pero dejó de estudiar para enfocarse en su familia. Su sueño de ser maestra quedó postergado, sin imaginarse que un futuro lo iba a poder cumplir.
Hace seis años, Amato quedó viuda y debió afrontar ese gran golpe junto a sus tres hijos. Belén, la más grande, fue quien le insistió para que retome ese viejo sueño que le había quedado pendiente. "Era quedarme en la cama llorando o levantarme y hacer algo por mí, para superarme. Con miedo, más que nada por mi edad, me anoté y retomé los estudios", contó.
"La decisión fue por mí, pero con ese paso quise dejarles una enseñanza a mis hijos. Que no importa ni la edad, ni los tiempos, ni los problemas ni el contexto. Las ganas hacen que las metas se cumplan", dijo Silvana, al borde de las lágrimas.
Muchas veces pensé en abandonar, pero gracias al apoyo de mis compañeras y de mis hijos Belén, Nazareno y Luján pude seguir.
La pandemia por el Coronavirus cambió por completo el último año de estudio. La virtualidad se adueñó de las prácticas y las residencias en las distintas escuelas, pero Silvana no bajó los brazos y se adaptó a que el trabajo sea distinto, agradecida porque "gracias a eso pude hacer mis planificaciones sin inconvenientes".
"Muchas veces pensé en abandonar, pero gracias al apoyo de mis compañeras y de mis hijos Belén, Nazareno y Luján pude seguir", sostuvo.
El próximo objetivo para Silvana es poder conseguir un trabajo de lo que tanto la apasiona. Pero no se rinde y va por más: Tiene ganas de estudiar el profesorado de matemática.
"Que me digan maestra es un orgullo. No lo podía creer hasta que me dieron la constancia del título en trámite. Estoy llena de emoción y feliz por superar todo lo que tuve que atravesar", admitió.
El próximo objetivo para Silvana es poder conseguir un trabajo de lo que tanto la apasiona. Pero no se rinde y va por más: "Tengo ganas de estudiar el profesorado de matemática, que también me gusta mucho. Veré como se presenta el 2021".
"Creo que mis hijos están orgullosos de la mamá que tienen y sé que aprendieron la enseñanza que me propuse inculcarles", concluyó. Todo un ejemplo.