Las provocaciones de los represores durante el juicio del Pozo de Banfield
EN PLENA SENTENCIA. Mientras escuchaban el veredicto por videoconferencia, algunos imputados tuvieron faltas de respeto que hicieron enojar al juez.
La sentencia se leyó en una audiencia presencial que tuvo una convocatoria masiva, tanto adentro de la sala como afuera de los tribunales. Ninguno de los 12 imputados estuvo presente para escuchar el fallo que tuvo 10 condenados a perpetua, uno a 25 años de prisión y un absuelto. Todos lo siguieron por videoconferencia.
Mientras el juez Ricardo Basílico leía el extenso veredicto, se pudo observar por la transmisión que algunos represores hacían provocaciones que enfurecían a la sala y al propio tribunal. El primero fue Guillermo Domínguez Matheu, quien se escondía de la cámara y se asomaba tímidamente.
Minutos más tarde, cuando le comunicaban a Roberto Balmaceda que era condenado a prisión perpetua, se dedicó a mirar el celular, totalmente desentendido del juicio, sin prestarle atención a la cámara.
Uno de los momentos más tensos lo protagonizó el exministro de Gobierno bonaerense Jaime Lamont Smart, también condenado a perpetua. ¿El motivo? Se alejó de la cámara, salió de foco y se puso a hablar por teléfono. No tardaron en llamarle la atención y se produjo una discusión.
"No estaba afuera de cámara, estaba oyendo perfectamente", dijo Smart. Enseguida el juez Basílico lo interrumpió: "Señor Smart, no es un diálogo con usted. Usted tiene la obligación de escuchar el veredicto. No voy a admitir ninguna inconducta ni fuera ni dentro de la sala, así que apague el micrófono y limítese a escuchar".
En ese momento, el abogado de Smart aclaró que su defendido estaba hablando por celular con personal de la defensoría, que justamente le estaba avisando que estaba fuera de foco.
En otro tramo del juicio, Juan Miguel Wolk se levantó de la silla y salió de la pantalla mientras le leían su condena. El juez se dio cuenta y lo retó: "Señor Wolk, estoy leyendo su veredicto. Es una cuestión de respeto. La próxima vez que se levante le voy a llamar la atención. No voy admitir interrupciones".
La situación que levantó más polvareda ocurrió sobre el cierre, cuando Basílico comunicaba la condena a Horacio Castillo. No fue él quien interrumpió, sino Jorge Di Pasquale desde Campo de Mayo. ¿El motivo? No le gustó que los integrantes de la sala celebraran el veredicto.
"Señor, ¿qué es eso que vemos? Es una vergüenza y una falta de seriedad. ¿Me escuchó, señor? Eso parece un circo, no una sala", afirmó, sin pedirle la palabra al tribunal.
El juez Basílico, ya visiblemente fastidiado, lo cruzó tajante: "Señor Di Pasquale, en ningún momento le di la palabra y estoy leyendo el veredicto. Apague ese micrófono y escuche el veredicto. ¡Y aclaro que no voy a permitir ninguna interrupción más de las personas que tienen que estar escuchando el veredicto! ¿Queda claro? Y además, señor Di Pasquale, no es parte de su veredicto, es la parte que está escuchando el señor Castillo, así que no interrumpa y menos sin pedir la palabra".
A Di Pasquale no le gustó nada el reto y volvió a responderle: "Trate de no gritarme". El magistrado, intentando mantener la calma, le aclaró: "Es a los efectos de que me escuche bien, nada más. ¡No me interrumpa más!".