El champán, la bebida que se inventó por un accidente
mundos personales . Hace 330 años un monje francés creo un burbujeante brebaje cuando intentaba crear una nueva variedad de vino.
El 4 de agosto de 1693, hace ya 330 años, el monje benedictino y maestro bodeguero francés Dom Pierre Perignon descubre por accidente el champagne cuando intentaba crear un vino blanco con uvas tintas y no poder retirar las burbujas producidas por la fermentación.
Este fortuito hecho ocurrió en la abadía de Hautvillers de Epernay, un pueblo de la región francesa de Champagne, de allí el nombre del vino espumoso.
La historia de esta bebida arranca en 1.638 con el nacimiento de un joven francés llamado Pierre Pérignon, quien tuvo la fortuna de crecer en una familia que se dedicaba al vino.
De todos modos, Pierre no siguió el legado familiar y comenzó sus estudios en un colegio jesuita y, posteriormente, al convento de monjes benedictinos en la abadía de Saint-Vannes.
Una década después, Pérignon fue trasladado a la abadía de Hautvilliers, en la región de Champagne, y una vez allí, no pudo gambetear de su destino. Le encargaron hacerse cargo del sótano de la abadía, el lugar donde se guardaba la producción del vino.
Según cuenta la leyenda, los monjes estaba muy interesados en perfeccionar la técnica para crear vino blanco a partir de uvas tintas.
Pero tenían un problema: la fermentación en botella. De acuerdo con Food and Wine, durante aquella época, la fermentación en botella suponía un gran dolor de cabeza porque "el frío del otoño frenaba la fermentación antes de que el vino convirtiera todo el azúcar en alcohol y cuando comenzaba a hacer calor, la levadura se despertaba y empezaba a generar dióxido de carbono", lo que hacía que la presión generada por el gas reventara las botellas.
Pérignon comenzó a experimentar con el vino para intentar eliminar aquellas molestas burbujas: alteraba las recetas y mezclaba las bebidas.
Pero fue el 4 de agosto de 1963 todo cambió. Luego de la explosión de un recipiente, el monje probó uno de sus vinos y entonces dejó de aborrecer la textura burbujeante.
De hecho, habría quedado tan impresionando con lo que estaba saboreando, que hasta habría gritado "estoy bebiendo estrellas".
Igualmente, no existe ninguna evidencia de que aquel momento ocurriera. Aun así, sí existen documentos que confirman que Pérignon, desde que "descubrió las estrellas", decidió cambiar el curso de su trabajo y se dedicó totalmente a intentar mantener las burbujas dentro del envase y evitar que el gas no hiciera explotar el vidrio.
Esta tarea la habría logrado un par de años después, tras conseguir botellas de vidrio más grueso y desarrollar un nuevo corcho, con forma de hongo, que ayudaba al cierre hermético de la botella.
A pesar de ello, de acuerdo con los expertos más estrictos, no hay demasiadas pruebas de que Pierre Pérignon haya sido el primer hombre en desarrollar el champán. Aunque gran parte de los enólogos valoran su inmenso aporte al estudio de la elaboración de los vinos. Sobre todo, una serie de reglas, normas y principios, publicados en 1718, por el canónigo Jean Godinot, después del fallecimiento del monje.