Preocupación en Miami por el huracán Ian: el testimonio de un lomense

HORAS DE TENSIÓN. Alejandro Garzón se crió en Banfield y actualmente vive en el Estado de Florida, donde esperan fuertes lluvias y vientos de 200 kilómetros por hora.

Por la ventana de Alejandro se cómo el cielo de Miami se pone cada vez ms oscuro

Por la ventana de Alejandro se cómo el cielo de Miami se pone cada vez más oscuro.

El huracán Ian mantiene alerta a Estados Unidos. Se espera que llegue al estado de Florida en la noche del martes con una ráfaga de vientos, fuertes lluvias y posibles inundaciones. Alejandro Garzón, oriundo de Banfield y actualmente en Miami, dio detalles sobre las horas dramáticas que se viven en la zona.

"Está lloviendo terriblemente ahora. Va a empeorar a la noche y mañana. La instrucción del gobernador de Miami es que nos quedemos en casa hasta el jueves. El viento va a ser de 150 kilómetros por hora", comentó Alejandro en conversación con La Unión.

El huracán Ian se acerca a paso acelerado a la costa oeste de Florida. Las autoridades ordenaron evacuar algunos sectores de la Bahía de Tampa, donde viven más de 3 millones de personas, ya que el agua podría alcanzar los 3 metros por encima del nivel del suelo.

El vecino que se crió en Banfield y que era habitué del club Ateneo de Lomas ya lleva dos años viviendo en Miami y antes estuvo 36 en New York. Le tocó atravesar varias veces este tipo de situaciones y sabe bien el peligro al que se expone.

"Vuelan techos, vuelcan autos, casas destruidas. Ha pasado en Miami. Puede haber daños materiales severos, inundaciones y hasta muertos. El huracán va a entrar por Tampa, por la parte oeste, y nosotros vamos a tener tormenta tropical, que quiere decir lluvia extensa y terrible. No podés manejar, te tenés que quedar en tu casa y los vientos son de unos 150 kilómetros por hora, que están llegando ahora", describió Garzón sobre las posibles consecuencias de Ian.

Por estas horas, Alejandro se aseguró de tener las provisiones necesarias para poder recluirse en su hogar hasta que el huracán los deje tranquilos. "Compramos mucha agua y cargamos los autos porque las gasolineras pueden cerrar", señaló, mientras observa por la ventana de su departamento cómo el cielo comienza a ponerse cada vez más oscuro.

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