Se reanudó el juicio del Pozo de Banfield: cómo sigue
LESA HUMANIDAD. Con cuatro terribles testimonios, se levantó el cuarto intermedio después de casi un mes. Los detalles de la continuidad del debate oral.
Esta semana se reanudó el juicio por los delitos de Lesa Humanidad cometidos en el Pozo de Banfield, centro clandestino de detención que funcionó durante la última dictadura militar. La causa está unificada con los crímenes del Pozo de Quilmes y El Infierno de Lanús.
Después de casi un mes, la reanudación del debate en el Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata se hizo de manera virtual. Marta Enseñat, su hijo Valentín Río, Alfredo D'Alessio y su hijo Francisco prestaron declaración en la audiencia número 75. Todos ellos tuvieron familiares secuestrados y desaparecidos.
El juicio pasó a un cuarto intermedio hasta el 16 de agosto. Será una audiencia semipresencial que se realizará desde las 8:30, con cuatro testimonios.
EL ÚLTIMO TESTIMONIO
Marta era la pareja de Miguel Ángel Río Casas, un hombre uruguayo que fue secuestrado el 24 de diciembre de 1977 en Villa Numancia, en el partido de San Vicente. También fueron secuestradas su prima Aída Sanz, quien estaba embarazada, su tía Elsa y la pareja de ella, Eduardo "Cacho" Castro Gallo. Justamente este último había alertado a Marta y Miguel sobre los secuestros de Aída y Elsa, ocurridos un día antes.
De no haber venido Cacho a avisarnos, todos hubiéramos muerto
"En dos oportunidades quisieron secuestrarnos pero no pudieron por eso estoy acá declarando. Para mí declarar es de vital importancia, soy sobreviviente del terror que vivió toda mi familia", sostuvo Marta, cuya casa había sido baleada, saqueada y quemada por efectivos del batallón de San Justo. "De no haber venido Cacho a avisarnos, todos hubiéramos muerto", contó.
Por su parte, Valentín, que hoy tiene 45 años y vive en Uruguay, manifestó sus "esperanzas de que estas instancias sirvan para reconstruir y acercarse a un poco más a la verdad" y para poder terminar de reconstruir la historia de sus familiares. "Las consecuencias son muy concretas, muchas, y algunas son intangibles. Hay un antes y un después a partir de la desaparición de mi padre, además de las secuelas psicológicas que marcaron a mi familia", añadió.
El tercer testigo fue D'Alessio. Él y su hermano José Luis habían sido secuestrados en enero de 1977 en Capital Federal. A él lo liberaron, pero nunca supo más nada de su hermano. Las secuelas afectaron a toda su familia, incluyendo a su hijo Francisco, el cuarto declarante.