Detrás de las huellas de los británicos en Temperley

cultura y crecimiento. La irrupción del ferrocarril y la política de inmigración masiva permitió incorporar gran cantidad de británicos que participaron del progreso de la ciudad.

El Barrio Inglés en Temperley

El Barrio Inglés, en Temperley.

Al bucear en nuestros orígenes casi siempre se llega al mismo punto de partida: la gran corriente inmigratoria que nutrió a Argentina. Y una buena parte de ese flujo extranjero que llegó a las tierras que hoy ocupa el partido de Lomas de Zamora fue producto de hombres y mujeres que llegaron a fines del siglo XIX en barco desde Gran Bretaña. 

La irrupción del ferrocarril y la política de inmigración masiva que desarrollaron nuestros gobernantes incorporó a esta zona una significativa cantidad de británicos. Llegaron especialmente a Temperley y con sus costumbres, su idiosincrasia y su trabajo fueron dándole a la ciudad las características que tiene actualmente.  

Los hijos de Gran Bretaña tuvieron una activa participación en el progreso de Temperley desde su llegada en la época de Rivadavia. Han venido ingleses, irlandeses, escoceses y galeses en distintos años. Comenzaron con el grupo de colonos escoceses que llegaron con Parish Robertson a Santa Catalina, en 1826, y posteriormente continuaron con los altos funcionarios del Ferrocarril Sud, que instalaron aquí sus casas quintas y luego se afincaron definitivamente. 

Los principales obstáculos eran el clima, el idioma, las costumbres y la religión. El idioma era una dificultad para su integración al medio y su religión era distinta a la que se profesaba en nuestro país, por lo tanto la construcción de sus propias iglesias era un gran objetivo.  

No todos los británicos eran iguales. Los ingleses, mayoritariamente, llegaron con el ferrocarril. Eran expertos funcionarios, técnicos y empleados, que facilitaron la posibilidad de las grandes inversiones inglesas. Sin su mano de obra para montar y administrar las empresas del rubro, las inversiones hubieran sido imposibles.  

El escocés, con su frugalidad, energía, capacidad para el trabajo duro, era el hombre ideal para las labores agropecuarias. Muchos de ellos se constituyeron en importantes estancieros de la provincia de Buenos Aires. En tanto, los irlandeses tal vez hayan sido los que mejor se adaptaron y se integraron al país que habían elegido para vivir. Cuando la gran "potato famine" diezmó la población irlandesa se produjo un gran éxodo a todas partes del mundo. Muchos se establecieron en distintas regiones de la provincia de Buenos Aires como estancieros. 

Cuando las vías del Ferrocarril Sud llegan a Lomas de Zamora, que era una zona alta, de buen clima y grandes arboledas, estaban dadas las condiciones para la llegada de los inmigrantes ingleses, que iban a instalar sus quintas, sus costumbres y su forma de vida. Desde que se inaugura la estación de Lomas, en 1865, toda la zona se va poblando de chalets de estilo inglés, dándole a Banfield, Lomas y Temperley una característica que ha perdurado con el paso del tiempo.  

También abrieron colegios, iglesias y clubes, para integrarse mejor a la nueva comunidad. Todos, junto a otras colectividades como las mayoritarias españolas e italianas, hicieron posible nuestra Lomas actual. Hasta la semana que viene. 

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