Dejó su puesto en una importante empresa y cumplió su sueño de emprender en Banfield
AMOR LOCAL. El lomense Leandro Maffei sintió la necesidad de trabajar en su querido barrio e invirtió, en plena pandemia, en una pizzería. "Hoy soy feliz", dijo.
La historia de vida del lomense y banfileño Leandro Maffei (37) es digna de ser contada. No solo por el hecho de haber logrado su sueño, sino porque para concretarlo debió dejar atrás una vida con un buen pasar: estuvo casi 15 años trabajando para la Cervecería y Maltería Quilmes, incluso en Neuquén, pero su corazón le reclamó volver a Banfield, cerca de los suyos, y así se sumó en plena pandemia a dos amigos para administrar una pizzería.
Leandro siempre sintió un particular amor por Banfield, a tal punto que el único año y medio que vivió fuera de la localidad que lo vio crecer se sintió la falta de lo más preciado: el barrio, la familia y los amigos.
Edward, estación de pizzas nació en 2017 gracias a los hermanos Facundo y Federico López, y en plena pandemia Leandro decidió unirse al proyecto. Es que Facundo y Leandro se conocían por haber sido compañeros de colegio y la vida los ponía otra vez en el mismo camino, muchos años después, para emprender juntos.
Pero para llegar a esa decisión que le llena el corazón, Leandro tuvo que hacer mucho sacrificio, incluso cuando su vida no pasaba sobresaltos ni necesidades. Es que, como licenciado en informática, Maffei trabajó en grandes empresas y su último paso antes de adentrarse en Edward fue en la Cervecería y Maltería Quilmes: "Ahí trabajé casi 15 años, al principio relacionado a la informática y luego en el sector de ventas, donde un gerente me designó para hacerme cargo junto a otros compañeros de una oficina en Neuquén, con el objetivo de potenciar las ventas".
Me fui de la Cervecería y Maltería Quilmes como gerente, que incluso me ayudó económicamente para hacer una maestría en administración de empresas, para tener una pizzería en mi barrio. Tengo un hijo y muchas veces pensé que estaba loco por lo que hice, pero la pandemia me demostró que estaba vacío y que necesitaba otro rumbo.
"Cuando me llegó la propuesta para ir al sur me lancé solo, tenía ganas de probar suerte ya que me daban todo. Al estar en contacto con restaurantes y boliches es que me despertó nuevamente esa pasión, ya que de chico había experimentado la labor del rubro gastronómico y de noche por Lomas", detalló.
Su pasar por Neuquén fue "exitoso" durante el año y medio que se extendió la aventura. Pero el corazón tira. "Cada vez que volvía a Banfield para algún cumpleaños o de visita sentía que era yo y por eso pedí el pase para estar nuevamente cerca de mi hogar. Ahí regresé como encargado de todas las ventas de la Cervecería en Capital Federal y luego retomé al sector de sistemas", contó sobre cómo fue que se empezó a gestar la idea de dejar todo y perseguir un sueño.
"Con la llegada de la pandemia me di cuenta que quería retornar a ventas, pero no se dio. Me empezó a picar el bichito y pensé que 'si estoy trabajando desde mi casa, en Banfield, era posible tener mi propio negocio'", rememoró, y luego acotó: "Por esas cosas de la vida me cruzo con mi excompañero de la escuela y le comenté la necesidad que tenía de emprender y el vacío que sentía. Tras muchas charlas, me la jugué en plena pandemia".
Leandro contó que disfrutó mucho el inicio de un nuevo camino, aunque los pasos que dio no fueron sencillos: cierres y aforos por la propagación del virus y el miedo a lo desconocido, pero "no aflojé porque estaba en Banfield, veía a los vecinos y yo ya era feliz, hoy soy feliz".
"Me fui de la Cervecería y Maltería Quilmes como gerente, que incluso me ayudó económicamente para hacer una maestría en administración de empresas, para tener una pizzería en mi barrio. Tengo un hijo y muchas veces pensé que estaba loco por lo que hice, pero la pandemia me demostró que estaba vacío y que necesitaba otro rumbo", agregó.
La pandemia me sirvió para parar la pelota y ver qué quería y necesitaba. Me decidí con lo de la pizzería, me la jugué y me fue bien, sin quedarme con la duda del qué hubiese pasado. Banfield es todo y cumplí un sueño, por eso les pido a todos que no dejen de perseguir sus corazonadas.
"La pandemia me sirvió para parar la pelota y ver qué quería y necesitaba. Me decidí con lo de la pizzería, me la jugué y me fue bien, sin quedarme con la duda del qué hubiese pasado. Banfield es todo y cumplí un sueño, por eso les pido a todos que no dejen de perseguir sus corazonadas", concluyó, muy emocionado, a la espera de que el próximo 18 de abril el local cumpla sus primeros cinco años de vida.
Lo cierto es que Edward, estación de pizzas (ubicada en Rincón 302) es una realidad y todos los días abre sus puertas a la espera de la visita de los clientes, los vecinos. El nombre del comercio es en honor al ferroviario que le dio la nomenclatura a la localidad y cuenta con un espacio ambientado a una estación de trenes: un tablero que simula los destinos y horarios de los trenes, pero en donde se puede leer las variedades de pizzas, vagones, una bodega, valijas históricas de los inmigrantes y hasta andenes, todo acompañado de música acorde.