La farmacia de barrio que funciona en un edificio de 1928

EN VILLA GALICIA. Como si no hubiese pasado el tiempo. La dueña mantiene los pisos, puertas, ventanas y techos originales: es una belleza arquitectónica de casi cien años.

Karina Perrotta es una vecina lomense que se considera una amante de los edificios antiguos y pudo cumplir su sueño: inaugurar la Farmacia "Perrotta" en Villa Galicia (Iriarte y José Mármol), que está situada en una construcción que data de 1928. La farmacéutica contó cómo y qué encontró en el lugar donde actualmente trabaja, un espacio que decidió conservar en la mayoría de sus aspectos: tiene el techo y las baldosas originales, mientras que la puerta, las ventanas y las persianas son las mismas que eran de aquella época.

Karina se recibió de farmacéutica en la Universidad de Buenos Aires y fueron sus padres los que hicieron el esfuerzo de adquirir un local para que ella pueda desarrollarse en su profesión.

Cuando nosotros decidimos poner la farmacia hace 15 años e ingresamos al lugar, todo lo que estaba era de las primeras décadas del siglo XX. Había elementos relacionados a un almacén de campo.

"Cuando nosotros decidimos poner la farmacia hace 15 años e ingresamos al lugar, todo lo que estaba era de las primeras décadas del siglo XX. Había elementos relacionados a un almacén de campo", explicó Karina sobre su primera impresión al conocer el espacio, donde encontró botellas y bidones de vidrio, elementos que apoyaban la teoría de la antigua pulpería.

"Desde un principio, la idea siempre fue mantener el edificio porque es hermoso. No hice grandes cambios, todo lo que pude dejar como está, quedó en su lugar. La ventana y la persiana son originales, como también la puerta doble", detalló Perrotta. Algunas de las reliquias del lugar son el techo, que fue limpiado para su mejor conservación, y el piso, que es el mismo de siempre y en el que todavía se pueden observar "marcas que no pudieron salir y que están allí desde hace años".

Quien nació en Temperley explicó que, cuando empezó a trabajar, muchos vecinos se acercaron a felicitarla y a contarle distintas historias del edificio: desde los recuerdos de venir a comprar alimentos sueltos hasta todavía visualizar a la calle Iriarte sin el asfalto. Inmediatamente agregó que estas anécdotas las escucha con gran atención porque son "muy emocionantes".

Siempre me gustaron estos tipos de construcciones antiguas. Las primeras veces que venía era todo emoción, hasta tengo guardado un destapador que me encontré en el lugar y plantas de la época que había en un patio y que ahora es el laboratorio.

"Siempre me gustaron estos tipos de construcciones antiguas. Las primeras veces que venía era todo emoción, hasta tengo guardado un destapador que me encontré en el lugar y plantas de la época que había en un patio y que ahora es el laboratorio", admitió Karina.

Perrotta admitió que durante la pandemia hubo mucho trabajo ya que fueron considerados esenciales desde el primer momento. "Tengo muchos pacientes a los que les hizo muy bien venir a la farmacia en este tiempo y otros que dejaron de venir por precaución, por lo que empezaron a venir sus hijos", contó Karina, que rápidamente dijo: "Algunos quedaron en el camino y eso fue doloroso, pero su recuerdo está bien latente".

Al finalizar, Karina indicó que este espacio es lo que siempre soñó porque "yo anhelaba con tener una farmacia de barrio, que los vecinos me consulten y poder asistirlos. Estoy feliz porque encima lo hice en un edifico muy bonito".