El barrio más tranquilo de todos
de puño y letra, por Sergio lapegüe.
“Yo vivo en un barrio tranquilo, no es preciso que me busques, las veredas llevan la marca de mis pies. Por las dudas yo te digo, si me querés perfumar, los aromas de mi barrio no se van... los aromas de mi barrio no se van”.
Pocas formas más lindas de capturar la esencia de un lugar que transformándola en canción. Y si el tema lo escriben Los Auténticos Decadentes, una de las grandes bandas argentinas de todos los tiempos, mejor todavía. En Mi Vida Loca, el grupo le dio la libertad a Diego Demarco, guitarrista, compositor e hijo pródigo de Lomas, de hacerle un homenaje a su barrio: Turdera. Y no se puede negar que en su estribillo -el que les copié más arriba- captura de forma magistral la esencia de la ciudad. Turdera es, sin dudas, el barrio más tranquilo del municipio.
Ubicada en el Sudoeste del municipio, con 139 manzanas urbanizadas, dos plazas, dos colegios privados, el parque Finky y (paradójicamente) un sector del Club Temperley, Turdera es una de las localidades más chicas de todo el Gran Buenos Aires.
Sus tierras altas, a 19 metros sobre el nivel del mar, estuvieron dedicadas a fines del siglo XIX a la agricultura y ganadería. En esa época, quizás por su gran población de insectos, se la conocía como “Loma de las hormigas”. Más tarde se la llamó Kilómetro 19 y en 1909, al inaugurarse la estación de trenes, pasó a tener su nombre actual. Recién fue declarada ciudad el 13 de julio de 1975.
A diferencia de la mayoría de las localidades del Conurbano, que surgieron por un primer loteo de sus tierras, Turdera contó con una fundación: el pionero Riziero Preti impulsó un trámite oficial, organizó un acto con decenas de invitados y colocó la piedra fundamental, que hoy está dentro de la Parroquia Conversión de San Pablo.
Según datos del censo de 2011, Turdera tiene casi la misma cantidad de alumnos que de habitantes: en los 25 centros educativos de la localidad asistieron ese año 8.117 alumnos, mientras que la población total es de sólo 9.786 habitantes. De hecho, se la conoce como la “ciudad escuela” por excelencia, ya que cuenta con el mayor número de colegios por habitante del GBA.
Otra curiosidad del barrio es que gran parte de sus tranquilas calles fueron nombradas en homenaje santos y santas del culto católico. ¡Qué lindo bar