La historia del equipo invencible que llevó a Los Andes a lo más alto
A 20 años del último ascenso a Primera. Hoy se cumplen dos décadas del último gran logro de la historia del Milrayitas con un plantel que, a base de su solidez defensiva y de su eficacia, bajó a todos candidatos y subió a la máxima categoría. Y los números lo dicen: perdió tres partidos en 42 disputados.
Con sacrificio y hambre de gloria, rompieron todos los pronósticos, hicieron un culto del trabajo colectivo, desde la humildad y sin figuras de renombre, y escribieron uno de los capítulos más ricos de la historia de Los Andes. Así era el equipo de la temporada 99-2000, ideado desde el cráneo del recordado Jorge “El Gordo” Ginarte, que se animó a soñar cuando todo parecía imposible y hace justamente 20 años llevaba al Milrayitas a la élite del fútbol argentino.
Ni el hincha más optimista se animaba a pronunciar la palabra “ascenso” cuando esta historia se empezó a escribir a mediados de 1999. El objetivo claramente era otro: evitar el descenso. Y la tarea, de por sí, no era sencilla. La mala campaña de la temporada del torneo 98-99 lo había dejado al borde del abismo, con muy pocos jugadores en el plantel y con la obligación de hacer una campaña más que aceptable para aspirar a la salvación.
Ginarte se arremangó las mangas en medio de ese panorama, se puso a trabajar y sentó los cimentos de un plantel que, un año más tarde, tocaría el cielo con las manos. Y lo hizo en base al trabajo, al convencimiento y sacarle el mayor provecho a sus virtudes: la solidez defensiva y la eficacia en el área rival.
Y así, con esta receta a la que “El Gordo” fue aceitando con el correr de los partidos, consiguió números muy buenos: ganó 20 partidos, empató 19 y perdió apenas tres (los dos con Defensa y Justicia, dirigido en ese momento por Jorge Burruchaga, y uno contra Argentino de Rosario), con una cosecha que supera el 62% de los puntos en juego. Y hay otro dato impactante que marca su gran fortaleza: recibió 32 goles en todo el torneo y fue la valla menos vencida de la temporada, manteniendo su valla en cero en 20 de los 42 encuentros.
Las figuras de Darío Sala, Andrés Bressán, Gabriel Nasta, Gabriel Lobos, Germán Noce, Mauricio Levato, Sebastián Salomón, Juan Arce, Orlando Romero, Felipe Desagastizábal y Rubén Ferrer, pero sin olvidar a otros importantes como Luis Pérez, Gabriel Caiafa, Marcelo Moya, Adrián Armoa y Fabio Pieters, fueron creciendo con el correr de las fechas, de los triunfos y de la solidez que fueron consiguiendo, y se ganaron un lugar imborrable en el corazón de los hinchas.
Y en el Reducido, luego del golpe que le propinó Quilmes -al igualarle 3-3 en dos minutos- en la última fecha de la fase regular y le prohibió jugar las finales (el Cervecero, con la misma cantidad de puntos, avanzó por diferencia de gol), el equipo superó la última adversidad que se le presentó y se convirtió en imbatible, otra vez con la misma receta: solidez y eficacia. Y los números lo dice: anotó ocho goles en misma cantidad de partidos y apenas recibió un gol en contra, con cuatro victorias y cuatro empates.
El equipo fue una máquina en esa recta final y dejó a varios equipos poderosos en el camino, entre ellos Independiente Rivadavia, Almagro (luego ascendería por Promoción), Banfield y Quilmes, a quien le ganó 2-0 en la ida y cerró la serie 3-1 luego de igualar en la revancha 1-1, partido del cual hoy se cumplen 20 años y con el que estos jugadores se convirtieron inmortales para todo el pueblo milrayitas.