Se duplicaron las necesidades en los comedores de Lomas
solidaridad en medio de la pandemia.
El parate económico generado por la pandemia afectó a los sectores más vulnerables. Desde Fiorito, Santa Marta y Centenario contaron cómo viven el día a día para seguir colaborando.
La situación de los comedores a partir de la cuarentena obligatoria cambió: cerraron sus puertas y pasaron a entregar viandas. Pero con el parate económico generado a raíz de la cuarentena obligatoria, las necesidades se duplicaron.
El comedor Los Pekes de Fiorito funciona hace un año y siete meses. Asisten a unas 80 personas con un almuerzo o cena tres veces por semana y la merienda durante todos los días. Pero la cuarentena agudizó la situación. “La cantidad se duplicó y es notorio el incremento de necesidades, nosotros avisamos en un grupo que tenemos y así coordinamos las entregas de las viandas para que cada familia se pueda llevar a su hogar”, indicó Roxana Cejas.
Lo que más le piden a Roxana ahora es leche y algo de mercadería. "Cocino guiso de arroz, de lenteja, fideos y para la merienda mate cocido o leche, todo con donaciones o con lo que puedo aportar de mi bolsillo”, señaló la mujer de 43 años.
Benancia Caballero, encargada del comedor Rincón de Luz del barrio Santa Marta, explicó que el lugar se encuentra cerrado por la cuarentena, ya que no se permite el ingreso de personas, pero que de igual manera sigue cocinando para las familias vecinas que se acercan a pedir una vianda para poder alimentarse: “Son bastantes los que vienen y yo les pido que traten de acercarse de a uno o de a dos, para que no se amontone tanta gente. Igualmente me estoy quedando sin mercadería, de todas maneras, lo que consigo, lo cocino y lo dono”.
En Centenario, Andrea Andolina asiste a más de 100 personas entre chicos y adultos. “Es increíble el aumento de personas en situación de vulnerabilidad, hasta vienen familias de Ingeniero Budge”, contó la representante del comedor Viandas Solidarias, quien se encontraba cocinando con los últimos productos que contaba para una nueva jornada de trabajo y la preparación de viandas de comidas. Los lunes brinda una merienda, mientras que los miércoles y viernes se encarga de entregar el almuerzo.
“Tomamos siempre los recaudos y precauciones necesarias para poder cocinar lo más seguros posibles, con guantes y barbijos. Quiero destacar la solidaridad de todos los que hacen este trabajo por los demás, porque es a pulmón. Yo no me puedo sentar a almorzar o cenar sabiendo que los chicos que me rodean no tienen para comer”, finalizó Andolina.
Las tres organizaciones cuentan con el apoyo del área de Desarrollo Social del Municipio. “Me hicieron completar una lista para que ellos se encarguen de llevarles bolsas con comida”, contó Benancia.
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