Los bares son usinas de anhelos
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La vida urbana está llena de obligaciones. Hay que trabajar, estudiar, ahorrar, encontrar una pareja, casarse, comprarse una casa y tener hijos. Entre esa maraña de presiones llamada “progreso”, el tiempo para soñar es escaso, porque las urgencias mundanas carcomen la mente.
Sin embargo, hay templos mágicos donde el reloj parece detenerse y la posibilidad de imaginar está latente. Los bares son espacios sagrados, que funcionan como usinas de anhelos.
Pero al igual que en cualquier estructura productiva, es necesario respetar una receta a rajatabla para que los pensamientos empiecen a brotar. Al sentarse, uno tiene que pedir un café c o n leche y tres medialunas de manteca sin mirar la carta.
Cuando el mozo llega a la mesa con la bandeja, arranca la etapa de precalentamiento. Lo primero que se toma es la espuma que sobresale de la taza y después, viene lo mejor: el momento de sumergir las medialunas.
Cabe marcar que no hay que perder de vista lo que ocurre alrededor del microclima de experimentación sugerido. Es que cualquier actitud humana puede ser una fuente de inspiración para fabricar una genialidad en el cerebro.
El bar es una puesta de escena teatral, con actores protagonistas que gesticulan y hablan permanentemente, y otros tantos condenados a papeles secundarios, ya que son prescindibles.
Lo mejor es mantenerse cerca de los líderes; saben exprimir al mango las aptitudes intelectuales de sus fieles. Cuando la cabeza hace “click”, hay que ponerse a escribir y explotar cada instante creativo.
La redacción tiene que ser artesanal, en un cuaderno o libreta. Está prohibido utilizar celulares, notebooks, tablets o cosas por el estilo. La tecnología corrompe el accionar instintivo de tachar lo que no sirve y subrayar los conceptos esenciales a mano.
La vehemencia, la tenacidad y la provocación son condimentos que le dan un valor agregado a la escritura. Si leíste estas indicaciones, las llevaste a cabo y los sueños no florecieron, quiere decir que estás perdido. Sos un cómplice perfecto para el sist