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El cierre de fronteras amenaza con atrapar a miles de refugiados

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El gobierno de Croacia dijo que su país está desbordado por la cantidad de refugiados que llegó y que los redirigirá hacia Hungría y Eslovenia, profundizando la incertidumbre sobre el destino de miles de solicitantes de asilo ya que los gobiernos húngaros y eslovenos les han cerrado el paso.

Más de 14.000 refugiados ingresaron en Croacia desde el miércoles luego de que Hungría levantara una valla en su frontera con Serbia y adoptara otras duras medidas para cerrar lo que hasta ahora era la principal ruta de los migrantes hacia la Unión Europea (UE), incluyendo la represión de refugiados en el límite serbio.

El cierre de las fronteras de Hungría dejó a los refugiados sin otra opción que adoptar a Croacia, ubicada más al Oeste, como vía alternativa hacia el norte de Europa, pese a que la ruta es más larga y peligrosa, con miles de kilómetros cuadrados de terrenos minados desde la guerra de Croacia (1991-1995).

La mayoría de los migrantes son refugiados que escapan de guerras o de la violencia en Siria, Afganistán o Pakistán o de la represión estatal en países africanos como Eritrea y que buscan seguridad y prosperidad en naciones de Europa del Norte, las más ricas del continente, principalmente Alemania o Suecia.

El grueso de ellos inicia su periplo en Turquía, desde donde pasan a Grecia para seguir camino, siempre en dirección al Norte, hacia, Macedonia, Serbia, Hungría y Alemania. Pero el cierre de Hungría los ha obligado a buscar rutas alternativas.

El premier croata, Zoran Milanovic, dijo que Croacia ya no podía registrar a los migrantes de acuerdo con la reglas de la UE, pero agregó que los dejará atravesar el país.

En conferencia de prensa, insinuó que los redirigirá hacia las fronteras con Hungría y Eslovenia, pero sobre todo hacia el límite húngaro.

"¿Qué más podemos hacer? Ustedes son bienvenidos en Croacia y pueden pasar a través de Croacia. Pero, sigan camino. No porque nos nos gusten ustedes, sino porque éste no es su destino final", agregó.

Croacia cerró anoche todos sus sureños pasos fronterizos con Serbia menos uno luego de recibir más de 14.000 refugiados o migrantes tras el cierre de los límites de Hungría, ubicada al norte de Serbia y al este de Croacia.

Sin embargo, Milanovic insistió en que su país no estaba sellando sus fronteras y que no lo hará.

Agregó que Croacia simplemente está desbordada por una situación que "ha superado nuestras capacidades", al tiempo que pidió ayuda a la UE.

"Llamamos a la UE a darse cuenta de que Croacia no será un punto de conflicto. Tenemos corazón pero también tenemos cerebro", señalo, citado por la agencia de noticias DPA.

Más temprano, funcionarios serbios, que temen que miles de migrantes queden atrapados en su territorio sin poder avanzar hacia Croacia ni hacia Hungría, protestaron por la decisión del gobierno croata de cerrar casi todos sus pasos fronterizos.

El ministro de Asuntos Sociales serbio, Aleksandar Vulin, amenazó con llevar a Croacia ante tribunales internacionales si no reabre sus fronteras, argumentando que debería haber estado preparada para el aluvión de migrantes y refugiados.

"No pagaremos el precio de la incapacidad de otro. Lamento ver que la humanidad y la solidaridad croata duró apenas dos días", dijo Vulin.

Sin embargo, pese al cierre de las fronteras, miles de refugiados continuaron ingresando en Croacia a través de sembradíos, bajo un sol abrasador. Entre los refugiados se veían mujeres que llevaban chicos y hasta personas en sillas de ruedas, informó la agencia de noticias DPA.

Una de las situaciones más dramáticas se estaba desarrollando en la ciudad oriental croata de Beli Manastir, cerca de la frontera con Hungría. Cientos de refugiados durmieron en las calles, al costado de vías del ferrocarril y en una estación de servicios local.

La gente pugnaba por tomar colectivos locales, sin saber bien hacia dónde iban.

En Tovarnik, otra localidad croata fronteriza con Huingría por la que han entrado la gran mayoría de 13.300 refugiados llegados al país, esta mañana se encontraban unos 2.000 llegados durante la noche pasada y en la mañana de hoy, informó la agencia de noticias croata Hina, que citó a autoridades.

Las fuentes dijeron que la policía dirige a grupos de refugiados a la estación de trenes en Tovarnik, desde donde en los dos días pasados han sido llevados de forma organizada a diferentes centros de acogida en Croacia.

Algunos de los refugiados ya lograron ingresar a Eslovenia, ubicada al norte de Croacia y el siguiente país en la nueva ruta de los refugiados hacia Europa del Norte o del Oeste.

Unos 100 cruzaron a Eslovenia desde Croacia anoche y estaban siendo albergados en un centro de registro en la ciudad fronteriza de Berizce.

Sin embargo, desde ayer, Eslovenia ha detenido y devuelto a cientos de migrantes más a Croacia, además de haber interrumpido los trenes entre ambos países.

La cerrazón de las fronteras a las decenas de miles de personas que escapan de guerras o violencia en Siria, Afganistán y Pakistán amenaza con dejar atrapados a los refugiados en los países del sur de Europa, los más pobres del continente, algunos de los cuales ni siquiera son miembros de la UE.

Entretanto, Hungría comenzó a construir anoche otra valla de alambres de púas, esta vez en su frontera con Croacia, para impedir la entrada de los refugiados por la que sería la ruta más corta y rápida hacia su ansiado destino, en vez de ir al Norte por Eslovenia.

El primer ministro húngaro, Viktor Orban, dijo que el primer ramo de 41 kilómetros estará completado en las próximas horas. Agregó que desplegará 1.800 soldados y 800 policías en la frontera con Croacia en los días siguientes para mantener a raya a los refugiados.

Orban rechazó las críticas que ha recibido su gobierno nacionalista por el manejo de la crisis, luego de que la ONU y otras naciones europeas acusaran a Hungría de "xenofobia" y deploraran las condiciones "inhumanas" en las que mantuvo a cientos de miles de refugiados y la represión en la frontera con Serbia.

"Las voces críticas no se calman", dijo Orban, agregando que la política y los medios europeos están dominados por un "liberalismo suicida" que "pone en riesgo nuestra forma de vida".

El premier húngaro ya ha defendido en varias ocasiones su "derecho" a no recibir a inmigrantes musulmanes, como son la mayoría de los refugiados que han llegado a Europa este año, argumentando que esto amenazaría los valores cristianos del país.

Además, Orban asegura que la mayoría de las más de 200.000 personas llegadas al país desde el extranjero este año son migrantes económicos y no refugiados de guerra, una visión completamente contraria a la del resto de los líderes europ

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