Evo: "Hay una matanza en Bolivia"
Hay un saldo de ocho muertos hasta el momento y una fuerte tensión en La Paz. "Pido que pare la masacre, al pueblo no se lo para con balas", sostuvo Evo, y acusó a la OEA de ser parte del golpe de Estado. Áñez, la presidenta autoproclamada con el apoyo de la derecha y el Ejército, señaló que pretende llamar a elecciones para el 22 de enero. ¿Qué pasará hasta ese momento?
"Ganamos en primera vuelta. La OEA tomó una decisión política", dijo Evo Morales, expresidente de Bolivia asilado en México. "Solo están incendiando el país. El Golpe fue planeado", advirtió en el segundo comunicado público tras su aterrizaje ayer en DF.
"Pido que pare la masacre, al pueblo no se lo para con balas". Así, el expresidente se refirió al saldo de ocho muertos que lleva hasta ahora la tensa situación en Bolivia luego del golpe de Estado.
La crítica a la Organización de Estados Americanos (OEA) viene tras su intervención por las denuncias de fraude en la elecciones en Bolivia, luego de las denuncias de fraude. "Ganamos en primera vuelta", manifestó ante esto el mandatario declinante.
Es porque el organismo multilateral definió que la elección debía repetirse, y frente a esto se generó un estallido en las calles por parte de ciudadanos civiles organizados por grupos políticos cristianos y de extrema derecha. A su vez, la cúpula del Ejército boliviano dejó de responder a Morales y a partir de esto se sucitarono una serie de ataques a funcionarios y referentes del partido gobernante, el Movimiento al Socialismo, e incluso amenazas de muerte a la familia de Evo. Ante esto, el presidente y su vice, Álvaro García Linera, abandonaron el Poder Ejecutivo.
A su vez, grupos enardecidos en las calles de distintas ciudades quemaron banderas Whipala (que representan la diversidad de culturas que caracteriza la historia y actualidad del pueblo boliviano, y se las asocia con el indigenismo) y alzaron biblias. Esto se sostuvo sobre rivalidades de una preexistencia historia de sometimiento de una oligarquía minoritaria (y las instituciones y sectores civiles hegemonizados por esta), y el pueblo indígena, mayoritario.
Tras el golpe de Estado consumado, miles de bolivianos en distintas ciudades del oriente (Sucre, Cochabamba, La Paz, entre otras) salieron a manifestarse, al tiempo que el Ejército permaneció con los tanques y soldados en las calles.
La tensión fue in crescendo hasta anoche, cuando las calles de La Paz eran copadas por grandes masas de ciudadanos organizados que bajaron desde El Alto (área periférica de la capital boliviana) expectantes a lo que resolviera el Parlamento. A su vez desde la Central Obrera Boliviana exigían que el Parlamento accione de inmediato ante la acefalía reinante.
En efecto, y ante un parlamento sin quórum (casi vacío) por la ausencia de los legisladores que no se presentaron en protesta a la situación de represión en las calles, la legisladora Jeanine Áñez, sucesiva en la cadena de mando tras la renuncia de Evo y su vice, se autoproclamaba presidenta. Pretende llamar a elecciones para el 22 de enero.
En su asunción (que solo será transicional hasta que se resuelva un nuevo proceso electoral en 90 días máximo) Áñez alzó una Biblia en un claro guiño a lo sectores más reaccionarios del pa