¿Adiós al mito?
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Cientos de veces hemos escuchado el dicho “Se perdió en el Triángulo de las Bermudas” e incluso hemos visto interesantes documentales que exploraban las islas bajo las más descabelladas hipótesis para explicar por qué aquella zona es un punto ciego para las radios, los radares y cualquier tipo de comunicación. Los mitos y las incertidumbres llegaron a su fin gracias a un grupo de científicos de la Universidad del Ártico de Noruega.
Por Micaela Gómez
Según pudieron relevar los expertos nórdicos, bajo el mar de Barents -en el Océano Ártico- existirían una serie de cráteres gigantes, unos depósitos marinos de hasta 800 metros de ancho y unos 45 de profundidad causados por la acumulación de metano, que podrían explicar la desaparición de embarcaciones.
Según teorizan los científicos, el metano se habría escapado de los depósitos de gas natural que se encuentran en lo más profundo de la superficie marítima y en cavidades creadas por ellos, que finalmente estallaron provocando los inmensos cráteres. Estas explosiones impredecibles podrían presentar riesgos e inestabilidad en los buques que pasan por allí.
La liberación es totalmente arbitraria, y según describieron los especialistas, ocurre de una manera similar a la avalancha, como una reacción nuclear, produciendo enormes cantidades de gas que pueden impactar contra cualquier tipo de vida o formación que allí se encuentre.
¿Realidad o ficción? Según un conteo oficial, son más de 40 los buques y aviones que han desaparecido en la zona de manera misteriosa. De alguno de ellos nunca más se supo, otros aparecieron a la deriva sin tripulación o en total ruina.
El primero que se registra es el HMS Rosalie, un barco que en 1940 se dirigía hacia La Habana pero que, tras pasar por la zona, apareció sin tripulación. El mito abarca también a los aviones, el primero en desaparecer fue el Contellatión, un avión de la marina norteamericana que el 30 de octubre de 1945 desapareció con unas 42 personas a bordo.
Son miles las personas de quienes no existe registro tras su paso por el Triángulo de las Bermudas. Más allá de que la explicación lógica y natural desvele el tan buscado por qué, ¿quién se atreverá a poner este espacio como una ruta viable en el vi