En La Bombonera, el Taladro dio su primera vuelta olímpica
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El 13 de diciembre será por siempre una fecha especial para los hinchas. Aquella tarde noche se cumplió el sueño de gritar bien fuerte ¡campeón!
El 13 de diciembre de 2009 no es una fecha más para los hinchas de Banfield. En aquella tarde noche soñada en La Bombonera, el grito atragantado de los que sufrieron con cada tropiezo fue liberado y el Taladro se consagró campeón del fútbol argentino por primera vez en su historia.
El sueño llevaba años postergándose aunque la ilusión de quebrar la racha sin títulos había empezado a tomar forma con el subcampeonato de 2005, las actuaciones ante rivales de mayor fuste y la constante presencia en torneos internacionales.
De la mano de Julio César Falcioni, el entrenador más exitoso que pasó por Peña y Arenales, Banfield arrancaría el año deportivo con un golpe al mentón de un grande: 2 a 0 a River en el Florencio Sola. Los goles orientales de Silva y Fernández serían una muestra gratis de lo que vendría luego.
Tras un empate ante Argentinos y un triunfo con Chacarita, el elenco de Julio César se quedaría con el clásico en Guidi y Arias. Todos los goles de estas tres fechas, obra de arte del Tanque. De la quinta a la décima fecha, el Taladro seguiría invicto. Triunfo ante Newells, empates con Colón, Atlético Tucumán y Arsenal, y otra victoria, frente a Godoy Cruz.
En este lapso, la figura de James Rodríguez tomó relevancia: con apenas 18 años, el colombiano le aportaba velocidad y dinámica al ataque banfileño que de por sí era pura energía con los aportes de la dupla uruguaya más Walter Erviti.
Los siguientes cinco encuentros serían todos triunfos, marcando la consolidación de un equipo que ya era candidato a ser campeón. Gimnasia, Estudiantes, San Lorenzo, Vélez e Independiente quedaron en el camino. De local y de visitante, los de Falcioni funcionaban como una estructura aceitadísima que, además de los cuatro atacantes en llamas, no tenía fisuras en defensa por la enorme labor de Luchetti en el arco, Barraza, López, Méndez y Bustamante en la línea de fondo, sumado a la garra del Mencho Bustos (y Battion, luego de la lesión del primero) y Quinteros.
Victorias holgadas y no tanto acentuarían la calidad futbolística de un once que, salvo los imponderables, salía de memoria. El invicto de 15 jornadas encontró el primer obstáculo en el cruce con Racing. La Academia le ganó en el Sur por 2 a 1.
Luego, al equipo de Falcioni le tocó enfrentar a Huracán y un gol de Silva sobre el final del partido alcanzó para el 1 a 0. La presión de los candidatos a la hora de concretar no era un síntoma con el cual Banfield estuviera acostumbrado a convivir. Y
ante Tigre volvió a sufrir. También sobre la hora, se guardaría tres puntos de oro gracias a un cabezazo de Víctor López. En La Bombonera, los nervios estallaron. Quizás ése haya sido el peor partido del torneo. Pero en Rosario, San Lorenzo hizo el mejor del suyo y le dio el empujoncito final al Taladro.
Una ciudad entera se revolucionó. Los más jóvenes vieron cumplido el sueño que esperaban por decantación después de tantas buenas campañas, y los más viejitos se vengaron de aquella final del ’51 con Racing. Encaravanados, todos llegaron hasta el Sola para celebrar el ingreso triunfal a la mesa de los grandes.
Desde 2009, Banfield charla mano a mano con los que alguna vez gritaron bien fuerte ¡campe