El Chaplin mexicano
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Charles Chaplin fue, probablemente, el mejor humorista de la historia y se puede encontrar su equivalente en México y también el mundo de habla hispana en la figura de Mario Moreno, más conocido como Cantinflas.
El mexicano era un enorme admirador del británico y luego ese sentimiento se transformó en mutuo. Incluso, en sus películas tomó al humor como vehículo de crítica política y social, tal como había hecho con gran maestría Carlitos en sus films.
Este artista había llegado a este mundo allá por 1911 en la capital mexicana como Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, siendo parte de una numerosa prole.
Desde muy chico se ganó la vida como pudo, fue boxeador, bailarín, torero y mesero, entre otros oficios. Incluso se enroló en el Ejército durante un tiempo, hasta que descubrieron que había mentido sobre su edad para enlistarse, cuando dijo que tenía 21 años, cuando en realidad sólo tenía 16.
Inició su carrera en la década de los ´30 como actor cómico en teatros ambulantes conocidos como carpas, en la Ciudad de México. Su irrupción en el emergente mundo del espectáculo mexicano fue un éxito y se cree que el alter ego de Cantinflas fue para que sus padres no descubran que su hijo se metió en el ambiente artístico.
En 1936 filmó su primer película, “No te engañes corazón”, que pasó casi desapercibida por el público, a pesar de que su popularidad iba en ascenso.
Pero la historia cambió cuatro años después. Su tercer film, “Ahí está el detalle”, se convirtió en un éxito de taquilla y el título del film fue una de sus muletillas durante toda su filmografía.
Comenzó su carrera cuando el cine era en riguroso blanco y negro y luego vivió la transición de la llegada del color al Séptimo Arte.
En su frondosa obra, compuesta por más de medio centenar de películas, interpretó los papeles más diversos, incluso repitiendo en la ficción los tantos oficios que tuvo en la realidad durante su juventud.
Este artista estuvo durante 32 años casado con la moscovita Valentina Ivanova, hasta la muerte de ella. Además, tenía como número cabalístico el 777 y fumaba tres atados diarios de cigarrillos, que le causaron su muerte por cáncer de pulmón.
Logró con sus películas que existieran 72 formas de conjugar el verbo “cantinflear”, que según la Real Academia de la Lengua significa “hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada”.
El personaje de Cantinflas era particularmente dotado para molestar en la conversación cuando le debía dinero a alguien, a cortejar mujeres o al tratar de salir de problemas con las autoridades, haciendo lo posible para humillarlas sin que se dieran cuenta.
Murió a causa de una metástasis de cáncer de pulmón el 20 de abril de 1993, hace 25 años. Miles de personas se reunieron en un día lluvioso para su funeral, un evento nacional que se prolongó por tres días.
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