Este año, 9 mil chicos aprendieron a nadar gratis a través del Municipio
por octavo año consecutivo . La iniciativa se realizó en el Natatorio Guyo Sember y en el Parque Eva Perón. Allí los nenes adquirieron los distintos estilos de nado, a cargo de un equipo de profesores. La experiencia permite ?vencer el miedo? al agua y formarse ?con alegría?.
Crol, espalda, pecho y mariposa. Miles de chicos de Lomas aprendieron este año distintas formas de desplazarse y adquirir seguridad en el agua a través del Programa Aprendiendo a Nadar, que cerró su octavo año consecutivo. Las clases gratuitas, impulsadas por el Municipio en articulación con las escuelas, llegaron este año a 9 mil pequeños.
“La natación es un deporte muy completo, no sólo por lo que aporta desde lo físico, sino porque contribuye muchísimo a mejorar la salud. A eso, desde el Municipio le sumamos los controles médicos y un seguimiento completo porque lo pensamos de manera integral”, remarcó el intendente, Martín Insaurralde, respecto a la iniciativa didáctica deportiva.
se les realizaron controles médicos a los chicos que participaron; además se les brindó el traslado ida y vuelta.
Las actividades se desarrollaron a lo largo del año tanto en el Natatorio Guyo Sember como en las piletas del Parque Eva Perón y alcanzaron a alumnos de 4º de más de 100 escuelas. “Para muchos chicos fue la primera vez que se tiraron a una pileta de este tamaño. Por eso, ver cómo se animan con el correr de las ocho clases es muy gratificante”, comentó Betina López, una de las coordinadoras de la pileta del Parque.
De lunes a viernes, tanto en el turno mañana como en el tarde, siempre en horario de clase, cientos de chicos contaron con una hora de entrenamiento -participaron de ocho en total- bajo la supervisión de alguno de los 40 profesores de la Secretaría de Deportes que los guiaron para que den sus primeros pasos en el agua y profundicen los distintos estilos de nado.
Antes del inicio de las clases, profesionales del área de Salud les realizaron un apto físico a los estudiantes y un control de pies, axilas y cabeza para evitar el contagio de piojos y hongos.
Valeria Albornóz, mamá de Pablo, uno de lo pequeños que participó, destacó: “Le encantó participar de esto, junto a sus compañeros lo vivió con mucha alegría y además aprendió un montón”.
En cada uno de los encuentros los participantes tuvieron garantizado el traslado ida y vuelta en micro de forma totalmente gratuita desde la puerta de su colegio hasta la pileta, y en cada clase los chicos recibieron un kit compuesto de una malla, gorro, mochila, toalla y dos barritas de cereal y un jugo como refrigerio.
“Siempre lo sacamos adelante, los nenes que tienen miedo, con el paso de las clases lo vencen y se animan a ir a lo profundo y eso tiene un gran valor”, cerró Ló