En el Cilindro, Boca no se dio por vencido y se llevó un punto valioso
vibrante partido en Avellaneda. Con dos goles en seis minutos, el Xeneize revirtió un partido que parecía sentenciado e igualó 2-2 con Racing, el líder de la Superliga, que tenía todo controlado y terminó masticando bronca en su casa.
En un partido entretenido, disputado y lleno de emociones, Racing tenía todo controlado y se encimaba a su séptima victoria con un cómodo 2-0. Sin embargo, cuando nadie lo creía, el local se durmió y Boca no lo perdonó. Con dos goles en seis minutos, igualó un partido que parecía impensado y se llevó un buen punto del Cilindro de Avellaneda.
La Academia, que ganaba bien con dos goles de Lisandro López, se durmió en los minutos finales cuando el encuentro parecía liquidado y Boca, que revivió con el descuento de Ramón Ábila y también con la expulsión de Matías Zaracho, dio vuelta el encuentro. Y eso fue gracias al gol de Sebastián Villa, que enmudeció el estadio de Racing y le permitió a su equipo irse con una sonrisa.
El partido, atrapante y cambiante, viró en un abrir y cerrar de ojo. Es que lo de Racing, previo al descuento de Wanchope, había sido muy bueno: con un buen trabajo de Díaz y de la línea de volantes, dominaba la zona media y había complicado bastante por las bandas, con Solari y Zaracho muy activos.
Justamente, por esa vía, llegó su primer gol: Solari encaró por derecha, superó a Mas e Izquierdoz y tiró un centro atrás que remató Zaracho. La pelota rebotó en Goltz y López, bien de goleador, capturó el rebote y convirtió en la red.
La diferencia lo favoreció y le allanó al camino. Y con eso, manejó los hilos ante un Boca inconexo y que le costó generarle peligro al arco Arias. Y todo esto se acrecentó cuando, a los 20 y luego de un mal rechazo de Gago, Racing armó una linda jugada en velocidad y Licha, con una precisa definición cruzada, anotó un 2-0 que parecía liquidar el pleito en Avellaneda.
Nada de eso pasó. En cuestión de minutos, el cambio fue notorio. El que tenía todo controlado, dejó de tenerlo; y el que parecía sin argumentos, apeló al orgullo y lo igualó.
El primer síntoma de esa recuperación fue el descuento de Ábila, a los 36, luego de aprovechar un rebote de Arias y definir alto para 1-2. Todo eso aumentó cuando Zaracho (por doble amarilla) se fue expulsado minutos más tarde.
El cambió de roles fue claro. Boca ya era más y Racing lo sintió. Por eso, a los 43, Villa, con un remate en libertad, puso el 2-2 y desató el festejo de un Xeneize que parecía muerto pero revivió en el final.