Claudio Espósito, el DJ emblemático de Mi Club
en el día del aniversario del boliche de lomas .
Con una trayectoria de más de 30 años vinculado al local bailable de Banfield asegura que gracias a su música logró formar a varias parejas.
Mi Club, uno de los locales bailables más reconocidos de la región, cumplió su aniversario número 69 y Claudio Espósito, quien pasó casi la mitad de este tiempo como DJ, cuenta la historia que lo vincula a este espacio que hasta hoy es un punto de reunión indiscutido.
Desde la propia cabina que tiene hoy y a la que se le denomina “vinilo”, Claudio cuenta que desde allí ve todo y hasta ha observado una gran cantidad de parejas que se han formado gracias a la música que él pasaba. “Considero que pasar música es un arte porque uno tiene que saber crear un clima, el enganche de un tema a otro tiene que tener cierta coherencia y reconozco que toda mi vida me capacité para lograr un crecimiento”, señaló el DJ que ha sabido perdurar a pesar de las épocas y las modas.
“Considero que pasar música es un arte porque uno tiene que saber crear un clima, el enganche de un tema a otro tiene que tener cierta coherencia.
“Desde 1985 que arranqué como disc jockey -porque así se decía en ese entonces- pero nunca imaginé que perduraría tanto tiempo”, recuerda sobre esos comienzos que lo acercaron a Mi Club en principio para ir a bailar como tantos vecinos de la zona. “Creía que no era mi línea para pasar música. Me llamaron para hacer una prueba para trabajar los domingos, eso fue entre el ‘80 y el ‘82, pero tres años después volví y ya no me fui más”, cuenta Claudio, sobre estos 34 años que ejerce en Mi Club el “arte de pasar música”.
Entre sus recuerdos relacionados a Mi Club, destaca una noche en la que se celebraba un aniversario: “Hubo 10 mil personas. Fue en plena democracia, allá por el año 86 cuando había muchas ganas de divertirse, recuerdo mucha efervescencia en el público que llegaba al boliche en aquella época”.
CUESTIÓN DE FAMILIA. Pero la pasión de Claudio, a quien le dicen “El Pulpo”, comenzó antes. Desde muy pequeño, Claudio estuvo vinculado a la música. “Mi madre amaba la música clásica y la popular también, pero mi padre escuchaba tango. Por eso siempre me gustó toda la música: el rock, el pop, la balada”, recuerda.
Aunque confiesa que el único instrumento que tocó fue la guitarra siempre lo hizo para acompañar, pero nunca se dedicó de lleno porque la mezcla de música siempre fue su fuerte. “Desde muy chico, le sacaba a mis hermanos los tocadiscos y hacia música. Usaba dos Winkos para pasar los temas y para no romper los cables de los parlantes les pinchaba con alfileres.
La primera vez que pasó música fue en un baile del colegio, en la Escuela N°45 de Escalada y luego comenzó en los bailes del Club Talleres de Remedios de Escalada, donde comenzó su vocación hace 47 años: “Me inicié en el Club Talleres de Escalada en 1972, en los bailes que se hacían en aquellos años donde actuaron todos los artistas internacionales solistas como Roberto Carlos”.
Respecto a su vida personal, Claudio confiesa que estuvo más de 10 veces por casarse, pero su profesión siempre estuvo en primer lugar. “Siempre fui un entregado a mi vocación por eso sigo soltero. Seré siempre un agradecido al Club Talleres de Escalada y a Mi Club porque me permitieron trabajar de lo que me apasiona”, concluye.
Sobre sus gustos musicales personales, comentó que al mismo tiempo que en el exterior aparecía Pink Floyd o Led Zepellin, que era “una sinfonía de rock”, en el país empezaba a tomar protagonismo el rock nacional. Y sobre esto recuerda una anécdota: “Cuando empecé en Mi Club, había un productor, Horacio Martínez, pionero en producción de rock nacional. Fue director artístico de la banda CBS. Él nos llamó a 15 DJs porque a CBS le pedían una banda argentina para llevar a Inglaterra: era Soda Stereo o Virus. Todos votamos y salió Soda. Pero si te tengo que hablar con el corazón, Virus me llegaba muchísimo, sobre todo con Federico Moura. En cambio, la música de Soda era más bailable