Jair Bolsonaro habilitó a los militares a celebrar el golpe de 1964 en Brasil
Un giro en las políticas de derechos humanos en la región. El presidente ordenó realizar las ?conmemoraciones debidas? por el 55° aniversario del levantamiento que instauró una dictadura de 21 años. Niega que haya sido un golpe de Estado.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, habilitó a las Fuerzas Armadas y al Ministerio de Defensa a celebrar el 31 de marzo el 55° aniversario del levantamiento castrense que el 31 de marzo de 1964 instaló una dictadura durante 21 años en ese país.
"Nuestro presidente determinó que el ministerio de Defensa realice las conmemoraciones debidas relacionadas con el 31 de marzo de 1964, incluyendo [la lectura de] un orden del día patrocinado por el ministerio de Defensa, que ya fue aprobado por nuestro presidente", dijo a la prensa el portavoz del gobierno, Otávio Rego Barros.
Sin dar muchas precisiones, el vocero oficial indicó que las celebraciones deberán ser acorde con "aquello que los comandantes consideren dentro de sus respectivas guarniciones, y dentro del contexto en que deban realizarse".
Bolsonaro, un excapitán del Ejército de 64 años, niega que la sublevación que derrocó al presidente João Goulart y gobernó el país hasta 1985 haya sido un golpe de Estado, pues afirma que ese movimiento "de civiles y militares" permitió derrotar a las "guerrillas izquierdistas" e impedir la instalación "de un régimen comunista" en Brasil.
La decisión de Bolsonaro revierte a la dispuesta en 2011 por la entonces presidenta Dilma Rousseff, ex presa política y torturada por 22 días seguidos durante el régimen militar, quien había prohibido cualquier reivindicación del aniversario del golpe de 1964.
La resolución en las últimas horas despertó el rechazo de familiares de los más de 400 desaparecidos o muertos durante el último régimen militar brasileños.
Bolsonaro ha sido siempre un férreo defensor del régimen militar brasileño y desde que llegó al poder ha reivindicado también a otras dictaduras militares en Latinoamérica, como la del paraguayo Alfredo Stroessner y la del chileno Augusto Pinochet.
La decisión de habilitar la conmemoración del golpe de 1964 convierte a Bolsonaro en el primer presidente de América del Sur que reivindica una asonada militar desde el restablecimiento de la democracia en la región.
El derrocamiento de Goulart dejó más de 434 asesinatos políticos o desaparecidos, más de 10.000 torturados y según la Comisión de la Verdad de 2014 el régimen asesinó a unos 8.000 indígenas para concretar sus planes de infraestructura y agricultura en la región amazónica.
En 1967, la dictadura brasileña suspendió todas las libertades públicas y políticas, con lo que provocó la mayor ola de exilios de la historia brasileña, aunque a diferencia de otros países de la región toleró el funcionamiento de un Congreso con un partido oficialista y otro opositor moder