Horacio Romo lleva el bandoneón y su talento por todo el mundo

INTEGRANTE DEL RECONOCIDO SEXTETO MAYOR, el grupo más famoso del 2x4.

Con gran devoción por la música, el lomense tocó con grandes figuras de primer nivel en el tango. Hoy apunta a trasmitir sus conocimientos y entusiasmo a las nuevas generaciones.

Horacio Romo es un reconocido bandoneonista lomense que contagia su pasión por la música a través del tango, que lo llevó a codearse con los mejores artistas, recorrer países para brindar espectáculos y formar parte del Sexteto Mayor, considerado el grupo más famoso del mundo en el género. Hoy siente la necesidad de trasmitir sus conocimientos y experiencias a las generaciones más jóvenes, con el objetivo de que el tango siga más vivo que nunca.

El músico comenzó con la práctica y el estudio del bandoneón cuando tenía 9 años, en clases particulares por una afinidad con el instrumento: “Me acuerdo que la primera vez que fui toqué un tango sencillo”. Su padre fue quien lo inclinó por el género nacional y recuerda su infancia con la radio permanentemente encendida: “Mi papá, Omar, era cantor de tango y él decía que iba a tener un hijo varón que toque el bandoneón, así empezó todo”.

LLEGAR A PRIMERA. El hombre de 45 años es el bandoneonista del Sexteto Mayor desde 2004 y su director desde 2005. Es un grupo formado en 1973 por José Libertella y Luis Stazo y considerado como el de mayor trascendencia en el mundo del tango. Con premios como el Carlos Gardel en 2002 y el Grammy Latino en 2003, siguió cosechando reconocimientos. Además, forma parte como solista de la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto, integrada por unas 60 personas.

“Cuando murió el director del Sexteto Mayor me llamaron para formar parte y dirigirlo. Yo ya era el bandoneonista suplente. Entrar a los 30 años y tener esa responsabilidad era fuerte. Buscaba la tranquilidad para tocar y no pensar en los grandes músicos que tenía a mi lado”, detalló Horacio, para luego añadir inmediatamente: “Se me pasaba por la cabeza ‘tengo que tocar bien, que no me vaya a equivocar porque terminamos y me echan’”.

Codearse con los más grande le aportó mucho. “En el entorno uno se va haciendo conocido de a poco, con el paso de los años. El ambiente es chico, pero si sos bueno en lo que hacés se van abriendo puertas de manera natural”, indicó Horacio, quien ha tenido el honor de tocar junto a Boris “Lalo” Schifrin, Roberto Goyeneche, Hugo Marcel, Astor Piazzolla, Luis Alberto Spinetta y Julio Iglesias, entre tantos otros: “Yo quería absorber a los grosos con los que estaba para que me pasen maneras y formas de tocar. A Leopoldo Federico, para mí uno de los mejores bandoneonistas con los que pude compartir escenario, le fui robando, en el buen sentido, los conocimientos, expresiones y estilos”.

Hincha de Banfield y con un fuerte sentido de pertenencia con Lomas, aseguró que nunca se irá del barrio pese a recorrer el mundo, porque ama el lugar en donde es feliz: “Me atraen los afectos, mi familia, mis amigos y los vecinos”. En cuanto a ser galardonado con el premio Orgullo de Ser de Lomas, agradeció el reconocimiento: “Es una mención al sacrificio que uno hace”.

"Termino siendo un ejemplo para los más jóvenes, poder llevar adelante lo mismo que hacían los que me enseñaron a mí. Lo disfruto y no lo tomo como una carga, solamente lo que me separa de ellos es la edad.”

Romo tiene también un grupo llamado con su nombre con el que hizo una gira por Japón. Con el disco “Tangos del alba”se convirtió en lo más vendido ese país, después de Astor Piazzolla. Cabe destacar que la cantante de la agrupación es su mujer, con la cual formó una familia y con quien posee cuatro hijos: “Uno toca el piano, el otro la batería y espero que el más chico agarre el bandoneón”.

CON EL FOCO EN LOS JÓVENES. Si bien siente que el tango está sufriendo un recambio generacional, para él lo más importante es generar el entusiasmo y la educación en los jóvenes: “Termino siendo el ejemplo para ellos, llevar adelante lo mismo que hacían los que me enseñaron a mí. Lo disfruto y no lo tomo como una carga, solamente lo que me separa de ellos es la edad”.

Si hay algo que disfruta es estar arriba del escenario. “A mí me fascina tocar. Cuando estás en el escenario disfrutas lo que hace el otro, lo que haces vos y todo lo que pasa alrededor. Se crea como una relación increíble, la expresión en el sentimiento y el contacto con el público es único en esos tres minutos de tango”, describió para luego finalizar: “Pienso seguir hasta que me muera, no voy a aflojar y voy a seguir perfeccionándome

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