Temperley: tiene una pista de skate en su casa con un diseño único en el país

INCREÍBLE PROYECTO Fernando Recalt vive en el corazón del Barrio Inglés, es un apasionado de las patinetas y, en plena pandemia, armó un bowl. Luego, le agregó rampas y formó un gran circuito. 

Crédito: Eduardo Alfaro.

Fernando realizó el skatepark impulsado por su pasión por las patinetas.

Crédito: Eduardo Alfaro.

Con su proyecto busca trasmitir el deporte a nuevas generaciones.

Crédito: Eduardo Alfaro.

El circuito está disponible para ser utilizado.

De frente, parece una casa común aunque llama la atención su color rojo. Pero, al ver detenidamente, sorprenden unas ondulaciones de cemento que conducen, en el fondo, a un imponente skatepark. El lomense Fernando Recalt (46) es el creador del emprendimiento llamado "Red House Bowl", un espacio usado por los amantes de la patineta y en donde se dictan clases para todas las edades.

Fernando nació en Temperley y actualmente vive en la ciudad, más precisamente en la casa donde creció. En ese hogar, ubicado en Nóbrega 440 (en el corazón del barrio inglés), existe una particularidad única en el país: un skatepark rodea la vivienda, con un bowl (olla) incluida y varias lomas que forman parte del circuito.

En ese hogar, ubicado en Nóbrega 440 (en el corazón del barrio inglés), existe una particularidad única en el país: un skatepark rodea la vivienda, con un bowl (olla) incluida y varias lomas que forman parte del circuito.

"Yo patino en skate desde fines de los '80, con aquel primer boom de la patineta a nivel nacional, y en ese momento no había tantos lugares destinados a la práctica del deporte", indicó Recalt, que siempre se la rebuscó para poder hacer lo que más le gusta: andar sobre cuatro ruedas.

"Hasta 2019 viví en Capital, pero volví al hogar de mi infancia. Frente a una necesidad personal de tener un lugar donde hacer skate en la zona, en compañía de mis hijos, empecé a idear el proyecto de armar una pista propia", indicó.

La primera idea de Fernando fue hacer una rampa de madera, pero la emoción lo llevó a armar un mini bowl, el cual construyó durante la pandemia. "Al siguiente año completé el diseño con ondulaciones y rampas en el pasillo y el frente de la casa", admitió el lomense.

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"El diseño del bowl es raro y no hay uno igual en Argentina: tiene distintas alturas en toda la olla y le sumé una extensión vertical en la medianera. El pasillo y el frente es un pump track que sirve para ganar velocidad", detalló sobre las características de la pista, e indicó, entre risas, que "uno puede abrir el portón de la casa y entrar patinando".

El diseño del bowl es raro y no hay uno igual en Argentina: tiene distintas alturas en toda la olla y le sumé una extensión vertical en la medianera. El pasillo y el frente es un pump track que sirve para ganar velocidad.

El espacio, que comenzó como proyecto personal y familiar, luego se abrió a la comunidad: primero empezaron a asistir conocidos, hasta que luego Fernando decidió dictar clases para todos aquellos que quieran aprender sobre el deporte.

Las clases para niños y niñas se llevan a cabo los miércoles, jueves y sábados de 16 a 18 (en dos turnos) y la enseñanza para adultos son los jueves y sábados a partir de las 18. Cabe resaltar que los demás días, de 16 a 20, el skatepark es libre y abierto para todos los que quieran utilizar la pista. Los vecinos que quieran conocer más sobre el proyecto pueden ingresar al Instagram.

"Poder vivir esa sensación de libertad y de diversión con otras personas, además de la superación ante las adversidades, es lo que más me llena. Quiero compartir este deporte e introducir a más gente a que lo conozcan", concluyó, feliz.

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