FAMILIA Dedicaron parte de su vida al Club Juventud Obrera. Susana Vilán, la única sobreviviente, y su sobrino Damián recuerdan esos días: "Fue el lugar que me permitió una crianza sana".
El Club Juventud Obrera de Turdera es, sin duda, sinónimo de familia. Muchos vecinos fueron parte de esta institución a lo largo de sus 100 años, ya sea como socios, como dirigentes e, incluso, como responsables del buffet: los Vilán eran muy reconocidos en el barrio y cuatro de los nueve hermanos pasaron por diferentes etapas para hacerse cargo del pequeño bar/restaurante, incluso una de ellas viviendo en el club.
Susana Vilán tiene 81 años y es hermana de José, Oscar y Rodolfo. Los cuatro tienen en común, además de la sangre, su paso por el buffet del Club Juventud Obrera, ubicado en Santa Ana 335: "Primero estuvo Oscar, después Rodolfo, lo siguió José e inmediatamente vine yo, que soy la única sobreviviente. Atendí el bar por tres años y viví en el club durante ese tiempo, en una habitación que me ofreció la comisión, porque justo me había separado".
Primero estuvo Oscar, después Rodolfo, lo siguió José e inmediatamente vine yo, que soy la única sobreviviente. Atendí el bar por tres años y viví en el club durante ese tiempo, en una habitación que me ofreció la comisión, porque justo me había separado.
"Mi abuelo fue uno de los que ayudó en la fundación del Club Juventud Obrera. De chica jugué al básquet en las instalaciones y fui muy feliz. Las vueltas de la vida hicieron que vuelva al club y trabaje en el buffet", contó Susana, que rápidamente explicó que tanto ellacomo sus hermanos vivían a metros del club, más precisamente en 30 de Septiembre, entre Riego y Núñez y Soler.
El buffet se caracterizaba por vender una gran variedad de comidas y de bebidas para los socios que se acercaban a jugar al fútbol, a las bochas, a la paleta e incluso a las cartas. "Las empanadas eran la especialidad de la casa", interrumpió Damián Vilán (39), sobrino de Susana e hijo de José, quien fue el bufetero en dos etapas, desde 1993 al 1996 y entre 1998 y 2000. Es que el lomense aún tiene los recuerdos bien latentes, ya que pasó gran parte de su adolescencia en el club mientras acompañaba a su papá.
El buffet se caracterizaba por vender una gran variedad de comidas y de bebidas para los socios que se acercaban a jugar al fútbol, a las bochas, a la paleta e incluso a las cartas.
"Trabajé un tiempito con José y, cuando se fue definitivamente, me hice cargo yo y me la arreglé muy bien. La gente siempre fue muy respetuosa, me trataban excelente", aseguró Susana.
"Cuando mi papá estuvo a cargo del buffet apuntó a atraer a la gente joven porque, hasta ese entonces, era un ambiente de grandes. Empezó a traer artistas y a hacer reuniones con comidas, tipo peñas", contó Damián sobre los primeros recuerdos que se le vienen a la mente al hablar de su padre.
Todavía veo a mi papá ahí parado, atrás del mostrador.
Damián admitió que tiene grandes recuerdos de su papá y que, cada vez que va al club, puede ver las remodelaciones que él hizo, como la barra, el frente y las mesas, ya que "estaba todo deteriorado". "Todavía lo veo ahí parado, atrás del mostrador", dijo, muy sensible.
"Haber compartido el trabajo con mis hermanos fue una alegría terrible, con José fuimos muy unidos. El club es mi vida y volvería a repetir todo lo que hice", sentenció Susana. "Juventud Obrera es mi identificación con el barrio, el lugar que me permitió una crianza sana. Tengo un hijo chiquito y mi intención es que sea socio y que practique algún deporte en el club", cerró Damián, con la mejor definición de lo que es la familia Vilán.