La herencia verde de Lomas de Zamora y su gran variedad de árboles
AMBIENTE. Es uno de esos rincones del Conurbano bonaerense que todavía conserva una invaluable riqueza forestal.
Lomas de Zamora es uno de esos rincones del Conurbano bonaerense que todavía conserva una invaluable riqueza forestal. Basta con caminar por sus calles para advertir que el arbolado urbano forma parte de la identidad del barrio. Y desde hace décadas, vecinos comprometidos y autoridades locales han impulsado la plantación de especies que hoy embellecen la ciudad y aportan oxígeno, sombra y color.
La variedad de árboles de nuestro barrio es notable. En veredas, plazas y avenidas es común ver plátanos, álamos, paraísos, fresnos, casuarinas, sauces y distintas clases de acacias. Muchas de estas especies están presentes desde los primeros tiempos del municipio y constituyen una marca registrada de su paisaje urbano.
Sin embargo, no todo es positivo. Con el paso de los años, y en algunos casos sin una planificación técnica adecuada, se introdujeron especies que no siempre son compatibles con el entorno. Especialistas en agronomía y botánica advierten que algunas variedades no se adaptan bien a la topografía ni al clima local. Otras crecen en exceso -ya sea en altura o en el desarrollo de sus raíces- y eso puede dañar veredas, cañerías y construcciones cercanas.
En veredas, plazas y avenidas es común ver plátanos, álamos, paraísos, fresnos, casuarinas, sauces y distintas clases de acacias.
También existen especies con propiedades alergénicas o incluso tóxicas, lo que representa un problema para la salud de los vecinos, especialmente durante la época de floración. Un ejemplo de esto último son los plátanos, muy comunes en Lomas. Su follaje es imponente, pero para las personas alérgicas pueden resultar muy perjudiciales.
Son árboles que se lucen en paisajes más abiertos, como el campo o zonas cercanas al Delta, pero no tanto en áreas densamente habitadas.
Frente a este panorama, los expertos en jardinería urbana recomiendan especies más amigables con el entorno. Entre las opciones sugeridas figuran la acacia de Constantinopla -conocida también como árbol de seda, originaria de Asia-, la acacia blanca, el ceibo -nuestra flor nacional-, el crepón, el fresno americano y el jacarandá, que se luce en avenidas anchas por su porte y floración violeta. También se destacan el lapacho rosado, el olmo, la morera blanca, el naranjo amargo y los sauces, árboles que se reproducen con facilidad y pueden adaptarse a distintos tipos de suelo.
Con una planificación seria y controles adecuados, Lomas tiene todo para seguir siendo uno de los pulmones verdes más importantes del sur del Gran Buenos Aires. Cuidar lo que tenemos no solo es una cuestión estética o ambiental: es una responsabilidad con las futuras generaciones que merecen vivir en ciudades más saludables, arboladas y en armonía con la naturaleza.