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Crimen del diácono: el asesinato que sacudió a la comunidad católica de Lomas

GUILLERMO LUQUÍN. Dos jóvenes fueron condenados por asesinar a puñaladas al referente religioso en su casa de Temperley. Ambos confesaron una trama sexual detrás del sangriento hecho.

Se cumplieron seis años del crimen de Guillermo Luquín el dicono de Temperley

Se cumplieron seis años del crimen de Guillermo Luquín, el diácono de Temperley.

El 9 de junio de 2019, un joven encontraba el cuerpo sin vida de su tío, en el interior de una vivienda de Temperley, ubicada sobre Bombero Ariño al 800, dando origen a la investigación por el asesinato de Guillermo Luquin, un diácono de la diócesis de Lomas de Zamora, reconocido en la comunidad católica de la región, que quedó impactada por su muerte, ocurrida hace poco más de seis años.

El cadáver estaba desnudo y envuelto en sábanas, y la autopsia determinó que fue degollado y que presentaba otros cortes en el cuerpo, signos de defensa, y un fuerte golpe en la cabeza. Inmediatamente, las autoridades descartaron el móvil del robo, y comenzaron a sospechar de una trama sexual detrás del hecho, que se podría revelar durante el juicio.

El ingreso a la propiedad no había sido forzado. En la reja del frente de la vivienda estaban las llaves puestas. Tampoco faltaba dinero ni nada de valor. Lo único que faltaba era el teléfono celular del diácono, pero un descuido de los asesinos, fue la clave para develar el misterio.

Una huella dactilar hallada en el escenario del homicidio fue determinante para identificar a uno de los autores, Roberto Javier Céspedes (19), quien se entregó días más tarde en la Comisaría de Villa Galicia con su pareja, Leonel Iván Martínez (20). Ambos fueron condenados a la pena de 21 años de cárcel en noviembre del 2022. No obstante, ¿qué fue lo que pasó la noche en que mataron a Luquín?

Antes de ponerse a disposición de la justicia, Céspedes se grabó con su teléfono celular. En un video de 7 minutos y 38 segundos confesó haber cometido el crimen y dijo que lo había hecho para defenderse del diácono, quien solía acosarlo desde que era menor de edad, y había querido abusar de él.

Acerca de la noche del hecho, Céspedes afirmaba que Luquín los había invitado a su casa a charlar y en un momento lo había llevado a él a su dormitorio e intentado abusar de él, mientras Martínez estaba en el baño. Allí, decía, habían comenzado el forcejeo y luego la pelea que terminó con la muerte de Luquín.

La declaración posterior de Céspedes ante el fiscal Carlos Baccini, de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio (UFI) 6 de Lomas, no distó mucho de lo que había contado en el video. Sin embargo, lo que complicó a los acusados fue que el relato no se ajustaba a la escena del crimen y el resultado de la autopsia y al ser indagado, Céspedes no pudo explicarlo e incurrió en contradicciones. 

Pese a que la defensa de Céspedes alegó que el hecho ocurrió en el marco de una legítima defensa, y el letrado defensor de Martínez sostuvo que directamente no estuvo en la escena del crimen, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 del Departamento Judicial de Lomas condenó a los dos a 21 años de prisión por el delito de "homicidio simple en concurso real con hurto simple".

El 9 de noviembre del 2022, los jueces a cargo del proceso de enjuiciamiento desestimaron la versión de los asesinos, y se basaron en las pruebas. Desde entonces, los asesinos cumplen la sentencia, a disposición del Servicio Penitenciario Bonaerense.

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