Dos hermanos lomenses, en la línea de fuego ante la pandemia
Coronavirus. Los Molinas, de Budge, trabajaron como operadores sociales en el Parque Sanitario Tecnópolis, que fue uno de los centro de aislamiento más importantes del país.
A lo largo de 146 días, el Parque Sanitario Tecnópolis funcionó como un espacio de cuidado integral para pacientes de Coronavirus -uno de los más importantes del país- que no pudieron aislarse en sus hogares. Diego Molinas, vecino de Budge que trabajó como coordinador de operadores sociales, brindó detalles sobre una experiencia que le cambió la vida.
"Aunque era un momento complicado de la cuarentena y tenía miedo, cuando me ofrecieron el trabajo dije que sí porque pensé que la gente que iba a estar ahí podía ser un familiar, amigo o conocido. Llegué un 24 de mayo cuando se estaba armando y me sorprendió la inmensidad del lugar", relató Diego, quien sigue el legado de su papá Fernando, un reconocido militante social que dedicó su vida al trabajo barrial.
Un total de 1.347 personas (672 hombres, 576 mujeres y 99 niños) asintomáticas o con síntomas leves fueron alojadas en el predio, donde recibieron atención médica las 24 horas y tuvieron actividades deportivas, talleres artísticos y funciones de cine, entre otras propuestas recreativas.
"El rol del operador social fue pensado para darle otro abordaje al aislamiento, valorando lo humano y que la gente se sienta bien tratada. En muchos casos recibí a personas con miedo por la enfermedad y también desconocimiento sobre el lugar al que venían", expresó Molinas, y agregó: "Antes del egreso, hacíamos rondas en la parte de afuera y compartíamos un rato charlando sobre las experiencias. Era increíble escuchar testimonios de gente muy agradecida contando que nunca pensaron tener tantas comodidades y que se sintieron muy cuidadas".
Además de acompañar a pacientes, su función estuvo vinculada a la logística del lugar y al enlace con la parte sanitaria. Es por eso que tuvo capacitaciones sobre manejo de conflictos, primeros auxilios y el funcionamiento del sistema comunicacional por handies. En cuanto a la protección personal, tuvo que utilizar los trajes especiales, doble barbijo, antiparras y máscara.
"Era todo muy intenso porque convivíamos con el virus y había una vorágine de hospital. Desde la apertura (9 de julio) hasta septiembre fue la etapa más difícil y con momentos de gran nerviosismo que aprendimos a controlar con el correr de los días", contó Diego, que tenía tres días de trabajo y tres de descanso. "Como se necesitaba concentración y total disponibilidad, algunas noches dormía en el dispositivo para también achicar el riesgo de contagio. A pesar de la situación, el clima laboral era muy fraterno y cálido", destacó.
Además de la Zona Roja, donde estaban los pacientes con Coronavirus, se abrió una Zona Bordó para recibir casos sospechosos con un esquema distinto de cuidados. También hubo que generar un protocolo para la gente que se acercaba por sus propios medios a pedir ayuda.
"Todo el tiempo tuvimos que aprender nuevos mecanismos. Recibimos gente en situación de calle y con consumos problemáticos. En un momento necesitaban gente para el turno noche así que le dije a mi hermano León, que también adquirió una experiencia muy importante en su rol de operador", señaló.
Tras varias semanas consecutivas de baja en los casos en la Provincia, las autoridades sanitarias tomaron la decisión de cerrar el Parque Sanitario. El Ministerio de Salud bonaerense realizó un encuentro el miércoles para despedir a los últimos tres pacientes que fueron dados de alta.
"Son sensaciones de satisfacción, de tarea cumplida y la importancia de haber acumulado experiencia durante el año más difícil para nuestro país y el mundo en materia sanitaria", remarcó Diego, que es docente, técnico superior en Pedagogía y ahora quiere terminar la licenciatura en Ciencias de la Educación.
Son sensaciones de satisfacción, de tarea cumplida y la importancia de haber acumulado experiencia durante el año más difícil para nuestro país y el mundo en materia sanitaria
Su hermano León es músico y empezó el curso de acompañante terapéutico inspirado por las vivencias que tuvo en Tecnópolis. Mientras que su hermana Vanesa se recibió de enfermera y está trabajando en el Hospital Alende de Budge.
"Hace dos meses, los tres estábamos de guardia y trabajando en la primera línea en este contexto de pandemia. Tenemos una identidad familiar asociada a la solidaridad y la certeza de que las personas que nacemos en un barrio humilde también podemos tener logros y cumplir objetivos", remarcaron.