Cumple años el bodegón que fue visitado por Sandro: su historia
LLAVALLOL, DE FESTEJO. Melina Molina es la dueña y se mostró feliz por este quinto aniversario. Reveló que el espacio está desde la década del '60 y hasta recibió la visita del "Gitano".
Un día como hoy, pero hace cinco años atrás, comenzaba un nuevo capítulo en la historia de un bodegón en el corazón de Llavallol Norte. El Bodegón La Rosadita funciona gracias a la organización de la vecina Melina Molina y de sus padres, pero lo cierto es que el espacio está abierto desde mediados de la década del '60. Y esas cuatro paredes esconden un nostálgico recuerdo: la visita de Sandro.
El Bodegón La Rosadita (Antártida Argentina 1101, esquina La Huella) cambió de dueños hace cinco años y hoy es su nuevo aniversario, pero su historia comenzó a forjarse hace mucho tiempo atrás. "Se dice que desde la década del '60 había movimiento en este lugar, aunque como bodegón, sino como una especie de cantina o boliche", explicó Melina.
Carlos es un vecino de Llavallol desde 1963 y vive a menos de una cuadra de distancia del bodegón, por lo que conoce cada detalle desde los inicios del espacio y pudo dar fe de los dichos de Melina: "En 1965 se empezó a armar este lugar que tenía como nombre El Expreso, ya que varios de sus dueños tenían colectivos y trabajaban en El Expreso Lomas de la línea 165".
En 1965 se empezó a armar este lugar que tenía como nombre El Expreso, ya que varios de sus dueños tenían colectivos y trabajaban en El Expreso Lomas de la línea 165.
"Yo tenía 6 años al momento de la inauguración, por lo que prácticamente toda mi vida pasó acompañada de este lugar", dijo Carlos, quien frecuentaba el espacio con sus amigos y aún continúa haciéndolo periódicamente.
Según contó el propio vecino, en 1984 el espacio recibió una visita tan grata como inesperada: por la puerta del local ingresó Sandro. "Yo en ese momento estaba ahí mismo jugando al pool. Se sentó en una mesa y esperó al dueño de Delter, una concesionaria de automóviles. Lo que recuerdo de ese momento es que era un tipo simple y muy amable", expresó, con la mente intacta.
Yo en ese momento estaba ahí mismo jugando al pool. Se sentó en una mesa y esperó al dueño de Delter, una concesionaria de automóviles. Lo que recuerdo de ese momento es que era un tipo simple y muy amable.
Con el tiempo, y tras la separación de los socios, el lugar pasó a llamarse La Rosadita y en 2019 llegó a manos de Melina y sus padres, quienes mantuvieron el nombre y la mayoría de las costumbres.
Melina conocía el lugar junto a sus padres ya que eran clientes habitué. "Veníamos a comer las exquisiteces que se ofrecían y así surgió la propuesta de hacernos cargo, ya que el anterior dueño tenía la intención de vender", contó.
Al convertirse en dueños, decidieron continuar prácticamente con la misma gastronomía y realizaron mejoras para poder ofrecer una gran variedad de menús y el clásico plato del día. "El bodegón es distinto a cualquier otro restaurante. Desde lo edilicio, las formas de atender y la gente que viene a comer o tomar: este espacio es un lugar de encuentro y de amistad", reveló Molina, con cierta emoción en cada una de sus palabras. Además de la carta, el bodegón cuenta con vino de la casa y postres clásicos.
Al convertirse en dueños, decidieron continuar prácticamente con la misma gastronomía y realizaron mejoras para poder ofrecer una gran variedad de menús y el clásico plato del día.
"Si bien fue una incógnita adentrarnos a un rubro que no conocíamos, hoy puedo decir, tanto por mí como por mis padres, que tener este bodegón es un sueño cumplido. Acá se encuentran cosas que no hay en todos lados, sumado al característico aroma de bodegón, de la cocina en casa", concluyó Melina.
Para finalizar, desde el bodegón invitaron a todos los vecinos al festejo del aniversario del espacio gastronómico: este sábado por la noche habrá una cena show. Los interesados en asistir deberán reservar el lugar con antelación al 1123024803 (de 07 a 00).