La Unión | LOMAS

Reconocen la tarea solidaria de una religiosa lomense 

Labor social. La Hermana Elisa Norma Jimenez recibió una distinción especial de parte de Monseñor Jorge Lugones por el trabajo de asistencia que protagonizó en la pandemia.

Un reconocimiento por su labor social durante la pandemia es lo que recibió la Hermana Elisa Norma Jiménez de Lomas que trabaja hace siete años en Cáritas.

Durante una de las misas que celebró en la Catedral Nuestra Señora de la Paz, Monseñor Jorge Lugones junto a su Obispo Auxiliar, Ignacio Medina, el Párroco Padre Hugo, el diácono Jorge Gómez y otros sacerdotes fue que la mujer religiosa que pertenece a la Congregación Hermanas de La Inmaculada Concepción de Castres recibió la distención personal.

Jimenez vive en el convento ubicado sobre la calle Bolívar al 800 de Lomas y trabaja arduamente en la tarea solidaria y social a través de Cáritas Lomas, pero durante la pandemia su trabajo se incrementó con el propósito de atender a los infectados.

"Estuve como referente en Cáritas Diocesana durante toda la pandemia", contó la hermana, y añadió que "la Diócesis de Lomas es una de las más grandes ya que abarca seis municipios".

Por eso, poder llegar a cada rincón donde había una persona que lo necesitara fue muy difícil, pero se logró: "Fuimos a cada barrio aunque exigió una logística de emergencia durante la pandemia. Allí armamos refugios para adultos mayores en situación de calle, lo cual demandó mucha exigencia no solo física sino mental para evitar que el Covid 19 se les pegara".

La hermana de Lomas además trabaja en el área de salud como trabajadora Social, algo que la hizo exponerse todo el tiempo durante la llegada del Covid: "Estuve muy expuesta, pero la Gracia de Dios me acompañó siempre".

El trabajo en los barrios fue lo más difícil por el nivel de exposición diario. "Se trabajó mucho en la mediación de conflictos familiares también", recordó sobre lo sucedido sobre todo en 2020 cuando comenzaron los contagios.

Estuve muy expuesta, pero La Gracia de Dios me acompañó siempre.

En la Misa que recibió el reconocimiento, Jimenez agradeció mucho la experiencia: "Primero quiero dar gracias a Dios, por la vocación recibida, segundo lugar quiero agradecer a usted Monseñor por haber confiado en nuestra Congregación a través de mi persona, permitiendo hacer llegar nuestro carisma a muchos rincones de la Diócesis lomense".

También resaltó que ella no podría haber hecho nada sin la valiosa ayuda de los voluntarios, "quienes fueron esos brazos largos, para que la ayuda pudiera llegar a la mayor cantidad posible de hermanos".

"También debo reconocer el generoso aporte de mis hermanas De La Vida Consagrada, quienes no solo me acercaron las demandas, sino que varias congregaciones brindaron sus tiempos, sus coches, cuando no sumando algo más para completar bolsones, a quienes les agradezco mucho", recordó.

También resaltó que ella no podría haber hecho nada sin la valiosa ayuda de los voluntarios, "quienes fueron esos brazos largos, para que la ayuda pudiera llegar a la mayor cantidad posible de hermanos".

Jimenez debía regresar al convento muy tarde de noche cuando ya todos estaban acostadas para evitar estar en contacto, ya que estaba con mucha gente y debía cuidar también a sus hermanas de comunidad.

"La verdad no sé cómo explicar esto, es cuestión de Fe y de oración por supuesto, porque esto no se puede explicar con palabras, hay que vivirlo, hay que experimentarlo. Gracias a todos los que rezaron por mí", concluyó orgullosa de lo logrado.