Anahí Benítez: el procedimiento con los perros de rastreo, bajo la lupa

AVANZA EL JUICIO. Declararon profesionales que intervinieron en los operativos y pericias realizadas antes y después del crimen de la joven.

Se llevó adelante la segunda audiencia ante el TOC Nº 7 de Lomas

Se llevó adelante la segunda audiencia ante el TOC Nº 7 de Lomas.

Este viernes se llevó adelante la segunda audiencia del nuevo juicio por el femicidio de Anahí Benítez, la joven que fue secuestrada, violada y asesinada en Lomas de Zamora en 2017. El foco estuvo puesto en los operativos y pericias realizadas antes y después del crimen, principalmente las intervenciones de los perros de rastreo.

La audiencia comenzó poco antes de las 10:30 en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 7 de Lomas. Esta vez no estuvo presente el imputado Marcelo Villalba, cuyo ADN había sido hallado en el cuerpo de la víctima. Sí se presentó su abogado, Roberto Fernández. Por su parte, Marcos Bazán, el otro acusado, llegó acompañado por su abogado Manuel Garrido.

Tras la declaración de un vecino de la familia de Anahí, dio su testimonio Cristian Méndez, miembro del Grupo de Casos Especiales de la Policía Científica que intervino después del hallazgo del cuerpo de la joven. En primera instancia y en respuesta a las preguntas de los abogados, describió paso a paso el ingreso de su equipo a la Reserva Santa Catalina y la toma de muestras al cadáver, cuestiones de sumo interés para las partes para demostrar la validez o la irregularidad de esas pericias.

Méndez explicó que su objetivo "no era sólo sacar el cuerpo de la víctima, sino encontrar algo que podría llevar al victimario y todo lo que tenga que ver con el acercamiento al cuerpo", y que todo ese trabajo "duró un par de horas". En la misma línea, contó que el cuerpo de Anahí estaba desnudo y que presentaba "lesiones en el rostro y en el cuello". Cerca del lugar del hallazgo, según precisó, se encontraron "dos prendas" que pertenecían a la adolescente.

Posteriormente declaró Martín Luengo, entrenador de perros de búsqueda y localización de personas y Director de Cinotencia bonaerense. Su opinión fue fundamental a la hora de juzgar el procedimiento de los perros. Cuando la fiscal Marisa Monti le mostró videos sobre el operativo nocturno en el que los canes a señalaron a Bazán, Luengo señaló varias acciones que no le parecieron acordes a su manera de trabajar.

"Veo dos conductas similares con distinto resultado. Que el perro le ladre al guía puede ser una falla en el trabajo de formación del perro", expresó Luengo en referencia a un video que mostraba al perro de rastreo ladrando al detectar un olor sospechoso y ladrando también cuando no encontró nada. Asimismo, aclaró: "Cada guía sabe la actitud de su perro. Esto queda a interpretación del guía, pero yo al perro le pido conductas distintas para que no queden dudas".

En sintonía, ante las consultas de la defensa encabezada por Manuel Garrido, Luengo reconoció que "no hay perros ni guías infalibles porque son seres vivos" y que el éxito de estos procedimientos suele ser del "20%".

Otro de los testigos que declaró fue Fernando Ríos, entrenador de perros en la Unidad Canina de La Plata y también parte del operativo de rastreo con canes. Aseguró que Luengo lo citó en la puerta de la Reserva Santa Catalina para "buscar a una persona" y que su perro "no marcó nada" el día que le tocó intervenir. También aclaró que no conocía a Diego Tula y a su perro Bruno, el famoso can que había marcado el rastro de Anahí en la casa de Bazán y la presencia del imputado en la fosa donde se encontró el cadáver (pericia clave para condenar a Bazán en el juicio original).

Por otro lado, fue interrogado Jonathan Segovia, chofer de la Policía que acompañó a la mamá de la joven a recorrer la zona el día que se hizo la denuncia sobre la desaparición. Acto seguido, declaró Hernán Junod, ex Perito de la Fiscalía General, quien acompañó la inspección a la Reserva y varias casas de la zona, incluyendo dos allanamientos en el domicilio de Bazán, antes de que encontrarar el cuerpo de Benítez.

Junod recordó que el día que intervino, hallaron en la vivienda del imputado una tijera que llevaba el nombre de Lautaro, amigo de Anahí. Señaló que en la propiedad había "desorden" y que encontró "una olla de comida colgada de un árbol, municiones o una granada, medicación y gabinetes para cultivar plantas". Al respecto, comentó que en la olla había arroz, alimento que luego se había encontrado en el estómago de Anahí.