Festejos en primavera
de puño y letra.
Saben, amigos, que soy un optimista por naturaleza. Y creo que a pesar de que el 2020 nos golpeó a todos muy duro, siempre hay motivos para encontrar esperanza, en lo importante y en los detalles de todos los días.
La vacuna parece estar cada día más cerca de ser una realidad y, acá en Argentina, después de tanto esfuerzo de todos, en algún momento el pico va a pasar.
A mí en particular me trae esperanza que el frío de a poco empieza a irse. Estamos entrando en la primavera, que es para mí la mejor estación del calendario: trae más luz, los días cada vez más largos, los primeros calores, el verde de los árboles, el despertar de las flores y la alegría en los más chicos, que de a poco empiezan a salir después de varios meses encerrados. Es cierto, no tendremos las mismas libertades de todos los años, pero la primavera al sol es más linda hasta en quedándose en el patio de casa.
La primavera siempre fue sinónimo de festejo. Años atrás, las celebraciones eran grandes en serio. Todos en Lomas de Zamora esperaban la llegada de esta época para armar multitudinarias movidas artísticas y sociales que se organizaban en nuestro municipio y eran conocidas como la "Semana de la Primavera".
El apogeo de las fiestas fue en las décadas del 40, 50 y 60. En esos años, los comerciantes del barrio se reunían en el Círculo de Amigos de Lomas, que tenía a su cargo la preparación y organización de los festejos. Había una movida nocturna importante: los recitales, en un escenario levantado en la esquina de la avenida Yrigoyen y Laprida, congregaban a más de 20 mil vecinos. También tenían mucha convocatoria y repercusión las actuaciones de capocómicos. Y las noches festivas siempre terminaban con un desfile de carrozas y la elección de la Reina de la Primavera, una distinción a la que se postulaban las chicas más lindas de la zona.
El apogeo de las fiestas fue en las décadas del 40, 50 y 60. En esos años, los comerciantes del barrio se reunían en el Círculo de Amigos de Lomas, que tenía a su cargo la preparación y organización de los festejos.
El Círculo de Amigos organizaba excursiones a Mar del Plata y festivales de milonga en el Teatro Coliseo. A todo esto, por supuesto, se sumaban las reuniones y las fiestas. La sede del Círculo, ubicada en Boedo 789, solía adoptar el decorado de una típica cantina porteña. Un dato interesante: en ese mismo lugar se realizó la primera cena para celebrar el Día del Amigo, instituido por Enrique Febbraro el 20 de julio de 1969 en homenaje a la llegada del hombre a la Luna. Nadie se imaginaba en ese momento que esa invención sería celebrada más tarde por millones de personas en todo el mundo.
Con los años llegó el ocaso de aquellas fiestas y el festejo de la "semana" pasó a ser de apenas una jornada, el 21 de septiembre, copado sobre todo por adolescentes que se reúnen en las plazas para festejar el día del Estudiante.