Belén Rinzivillo: es mamá y vive su pasión por la velocidad al límite

AMOR TUERCA. Es una piloto lomense y corre en las carreras del Autódromo de Buenos Aires Oscar y Juan Gálvez. Se alejó en 2018 y volvió tras tener su segunda hija.

Su pasión por los autos comenzó desde chica, aunque su amor por los "fierros" pudo materializarla a partir de los 17 años. Comenzó corriendo en la Clase 4 del 1/4 milla, en el Autódromo de Buenos Aires Oscar y Juan Gálvez todos los viernes, de la que se consagró campeona con un Volkswagen Bora 2006 1008 Turbo, en los años 2015 y 2016. Además, como si fuera poco, despuntaba el vicio los domingos, en el Drag Racing El Picodromo, en 9 de Abril, donde conoció a su actual marido y padre de sus hijas.

Se trata de Belén Rinzivillo, de 30 años, es mamá de Juana (3) y Julieta, de seis meses, y son fruto del amor con José Luis Cesario, de 32, quien la incentivó a retomar su pasión al volante de un Fiat 1 Fire, que prepara en su taller donde guardan otros autos.

En diálogo con Diario La Unión hizo un repaso por su trayectoria en el mundo de las picadas y recordó cómo fue volver a su amor por la adrenalina del 1/4 de milla. 

"Soy mamá y volví a las picadas. El retorno fue paulatino después de 2019 y hace menos de un mes. Desde los 17 años corrí siempre, hasta que quedé embarazada a fines de 2018, en el autódromo Oscar y Juan Gálvez; y los domingos iba al Picodromo de Camino de Cintura donde conocí a mi marido", recordó Belén

Además, la corredora destacó que su compañero de vida fue una parte fundamental para que volviera a subirse un auto y alimentar ese amor "tuerca" en una nueva etapa de su vida. "Es parte de esta historia porque gracias él tengo la actualidad de lo que tengo hoy: mi familia y los autos. Sin él no hubiera podido quizás", remarcó.

En ese sentido, la joven lomense expresó que "a uno nunca se le va la pasión por los fierros", aunque admite que la operación retorno fue "difícil".

"Por más que pase el tiempo, después de ser mamá me costó retomar porque uno tomo como prioridad estar con las nenas y también un poco de miedo e incertidumbre. Siempre se toma un riesgo al correr. Por eso en los últimos años prioricé la maternidad, pero de a poco mi compañero y marido me incentiva a ser la persona que era antes de ser mamá en las picadas, es complicado", reconoció Belén.

Y agregó: "Antes no me importaba nada, me subía al auto, corría, ganaba y era la más feliz del mundo. Ahora lo hago y tal vez no estoy tan concentrada en ganar, sino que también estoy pensando en las nenas. Es más difícil volver después de ser mamá, pero nada es imposible".

Pasión y amor compartido por los fierros 

Con José Luis se conocieron en Drag Racing Picodromo-donde se corren picadas de 200 metros- y es el encargado de preparar el auto actual con el que participa en la categoría Libre Dama Argentina (LDA), la cual es sólo para mujeres y también; en la Clase 6, que es mixta, donde se disputan 400 metros, en el Gálvez. 

A su vez, Belén contó que ambos comenzaron a correr con un Fiat 128 preparado y que su esposo le compró otro auto del mismo modelo. Luego llegó la pandemia de coronavirus, vendieron uno de ellos para abrir el taller mecánico y después lo recuperaron.

"Él tenía un 128 azul que y me compró uno igual para que tengamos el mismo. Así es cómo comenzamos a correr, pero siempre nos costó mucho armarlo. Después nos agarró la pandemia y vendimos uno para poder poner el taller actual que tiene mi marido para poder mantener a la familia. Lo vendimos, después lo recuperamos, y tuvimos varios autos en ese trayecto en el que yo iba y volvía. Pero nunca me mantuve estable como cuando tenía el Bora con el que corrí campeonatos y salí campeona", explicó.

Y subrayó: "Mi marido tiene un Fiat 1 y un 128, que es el de toda la vida. Está guardado como una reliquia. Él corre con otro Fiat 1, lo hace con el mío y en realidad uno ninguno tiene dueño. Siempre le digo, 'lo tuyo es mío y lo mío es tuyo', no hay diferencias".