Pozo de Banfield: "A mi papá lo torturaron y lo dejaron inválido"
AVANZA EL JUICIO. Un sobreviviente que fue secuestrado y torturado junto a su padre relató los tormentos que ambos vivieron en varios centros clandestinos de detención.
Luis Taub fue secuestrado y torturado junto a su padre en varios centros clandestinos de detención durante la última dictadura militar. Su terrible testimonio generó conmoción en la última audiencia del juicio que unifica los delitos de lLesa Humanidad cometidos en el Pozo de Banfield, El Infierno de Lanús y el Pozo de Quilmes.
El relato de Luis se remonta al 6 de septiembre de 1977. En esa fecha, militares secuestraron a su papá, Benjamín Taub, dueño de una casa de cambios en Capital Federal. Le pidieron a la familia US$1 millón para liberarlo. Como no podían juntar ese dinero, los efectivos secuestraron también a Luis una semana después.
Ambos pasaron por El Infierno, el Pozo de Banfield, la Unidad 9 de La Plata y el penal de Trelew, en Rawson. Les tocó vivir un calvario que les dejó serias secuelas. "Fuimos torturados muchas veces. El motivo de la detención era para sacarnos plata y todos nuestros bienes", declaró Luis ante los jueces, y detalló el tormento de Benjamín: "A mi papá lo golpearon, lo torturaron, lo dejaron inválido y terminó con un coma diabético. Con nombre falso lo ingresaron a un hospital. Nunca se recuperó de eso. Nunca volvió a caminar bien tras ser liberado".
Durante el cautiverio, Luis y Benjamín fueron obligados a firmar "papeles en blanco" que los llevaron a perder la casa de cambio, un hotel y un campo de más de mil hectáreas. Su madre, Flora, también fue secuestrada y estuvo dos meses en el Pozo de Banfield.
Padre e hijo fueron dejados en libertad después de seis años y nueve meses de detención. "En el camino fui juzgado por un Tribunal inventado, un Consejo de Guerra que funcionaba en Palermo. Saquearon la casa de mis padres, se llevaron dinero, monedas de oro. De la Casa de Cambio desapareció todo el dinero", denunció Luis.
La película de terror que habían vivido en los centros clandestinos de detención los persiguió por el resto de su vida, con secuelas tanto psicológicas como económicas. Benjamín no lo soportó mucho tiempo.
"Mi padre falleció ocho meses después de ser liberado. Yo me fui del país y volví cinco años después. Aquí estoy. Uno nunca termina de remontar lo que le pasó. Mi familia tenía una buena posición económica, generábamos empleo. La casa de cambio daba trabajo a 40 personas, el hotel también. Mi mamá fue extorsionada varias veces, le hicieron firmar con los bienes. Nunca nadie vino a ayudarnos para recuperar esos bienes", lamentó Luis.
Tanto Benjamín como Flora ya fallecieron. Luis señaló que "ninguno de los dos obtuvo justicia a lo largo de todos estos años" y consideró que este juicio llegó demasiado tarde. "Fuimos víctima de terrorismo de Estado y recién ahora, a cuarenta y tantos años, se analiza el fondo de todo lo que padecimos. Es un juicio para los libros. Justicia fuera de tiempo no es justicia para nada", cerró.