El Parque Finky, de basural a paraíso escondido
DE PUÑO Y LETRA. El nacimiento del lugar, por qué quedó en desuso tras la muerte de su propietario hasta convertirse en un basural y cómo se transformó en lo que hoy es mucho más que un parque.
Con un calor que rara vez afloja, durante el verano resulta vital contar con un espacio verde cerca donde poder encontrar un poco de sombra, descansar y animarse a hacer ejercicio. En Lomas de Zamora tenemos algunas buenas opciones: además de las decenas de plazas, dentro de los límites del municipio existen varios parques para disfrutar todo el año. Uno es el histórico Parque Municipal Eva Perón, el más antiguo de todos. Allí pasé grandes momentos durante mi adolescencia y, de hecho, ya le he dedicado alguna columna a su historia. Desde hace algunos años que también están el de Llavallol, el de San José y el de Villa Albertina.
Hoy les vengo a hablar de una alternativa que no para de crecer. Lo encuentran un poco más al sur, en Temperley: les hablo, claro, del Parque Finky.
La historia de Finky comienza hace casi 100 años, a principios de la década de 1920, cuando un tal Felipe Finck se estableció con su familia en una casa de la calle Vicente López. Eligió una zona alejada y tranquila solo atravesada por las vías del ferrocarril. Por entonces, nuestro actual barrio era considerado un territorio rural. Como propietario de las tierras, Don Finck se dedicó a la cría de ganado y fue locatario del Ferrocarril Sud -luegollamado Ferrocarril Roca-.
Desde entonces, el lugar fue la conexión entre Temperley y Turdera y también un paso alternativo al por entonces Camino Real, la actual avenida Hipólito Yrigoyen. Con el tiempo, aquel "Campo de Finck" pasó a conocerse entre los vecinos simplemente como "Finky".
Tras la muerte de su propietario, el campo pasó a manos del ferrocarril, funcionó como lugar de entrenamiento del club Temperley y fue quedando en desuso hasta convertirse en un basural. Una picardía...
Hace unos años, al enterarse de que las tierras habían sido reclamadas por privados, un grupo de vecinos impulsó la idea de recuperar el espacio y convertirlo en un parque. El proyecto fue presentado en el Municipio, que en 2009 lo declaró de "interés municipal". Y pronto se pusieron manos a la obra: luego de completar un trabajo impresionante para acondicionar el terreno, primero se hizo una pista aeróbica, algunos juegos y una casilla de vigilancia. Un tiempo después, en 2010, se invitó a las familias de la zona a plantar árboles.
Las mejoras siguieron y no pararon más. Hoy Finky es mucho más que un parque. Está abierto todos los días. Hay deporte, naturaleza, arte, amistad y unión y diversión. Disfrutémoslo y cuidémoslo como se merece. ¿Y si nos damos una vuelta?