Sandro, a doce años de la partida de un ídolo eterno

un grande en serio. El Gitano falleció el 4 de enero de 2010. El recuerdo desde algunas de sus frases y sobre cómo Roberto Sánchez convivió con el Gitano. 

"Puede perderme la vida pero a la vida no me la pierdo", dijo Sandro en la biografía escrita por Graciela Guiñazú, la única que autorizó, sobre como encaraba sabiamente su paso por la Tierra. 

Sin perderse nada, como él mismo decía, Sandro fallecía el 4 de enero de 2010, hace 12 años, en Mendoza a los 64 años dejando un enorme legado artístico de cientos de canciones y con una extensa filmografía. 

Debido a su tabaquismo, en 1998 se le diagnosticó un enfisema pulmonar crónico que solo se podía solucionar con un doble trasplante de pulmones y corazón. En 2009 se llevó a cabo la operación que fue exitosa pero luego de un tiempo presentaron complicaciones a causa de una bacteria.

El ídolo no pudo superar el progreso de su sepsis generalizada y falleció en el Hospital Italiano de Mendoza por un shock séptico. A su velorio en el Congreso Nacional concurrió una multitud y miles acompañaron el cortejo hasta un cementerio privado de Longchamps. 

SANDRO Y ROBERTO

El Gitano supo jugar a dos puntas como nadie, siendo Sandro en su carrera artística y Roberto Sánchez en la intimidad, especialmente cuando gambeteaba a los flashes detrás de los muros de su histórica casona banfileña. 

"Al principio me llevaba muy mal con Sandro, después lo comprendí. Yo quería ser yo y Sandro no me dejaba. Una metamorfosis en un ser humano es algo muy difícil. Y yo sentía que Sandro me estaba condicionando en un montón de cosas, sin darme cuenta de que también me favorecía en otras tantas, quizá mayores", había asegurado Sandro en su juventud. 

Al margen de los conflictos internos entre su verdadera identidad y de su álter ego, el futuro ídolo de masas siempre tuvo las cosas en claro. 

 "Tuve la suerte de no tener que elegir. Sabía exactamente lo que quería hacer, ya desde el vamos", decía Sandro sobre como afloró su vocación de subirse a los escenarios.  

Aunque también reconocía algunas dudas que luego se disiparon: "Me hubiera gustado ser un actor de cine en colores. Pero un día encontré la canción como medio de expresión. Y, con los años, descubrí que todos los actores quieren cantar".

Sandro había comenzado su carrera en la adolescencia con Los de Fuego, un grupo pionero en el rock argentino con Elvis Presley como principal referencia. 

Sin dejar nunca el rock & roll, se convirtió en un notable baladista y su música llegó a todo el mundo de habla hispana. 

Sandro protagonizó películas como "Gitano", "Muchacho" y "Operación Rosa Rosa" y supo compartir la pantalla grande con las grandes mujeres del momento como Susana Giménez, Soledad Silveyra y María Valenzuela.

Además, fue el primer latinoamericano en cantar en el salón Felt Forum del Madison Square Garden, de la ciudad de Nueva York en el 1970. 

"Yo vivo enamorado? Si no, ¿de qué escribo? Si no tenés un amor, por lo menos tenés que tener la fantasía de un amor. Con los años, la cosa se va modificando. Y lo importante es tener las cosas claras en el amor a cada edad y a cada tiempo. Creo que en eso consiste la filosofía de la vida", había dicho en una época que su vida privada era un misterio.

Sandro logró una popularidad que pocos artistas argentinos consiguieron y a 12 años de su muerte su legado sigue siendo imperecedero. 

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